13-12-07.
Iba a visitarlo indefectiblemente en Semana Santa y en verano. Don Jesús vivía en un ático espacioso, muy bien orientado. El sol entraba hasta la salita en que pasábamos, horas y horas, charlando de sus años en Úbeda, de sus alumnos y de tantos proyectos con los que había soñado y que, sin duda, nunca verían la luz.