La Historia con Sonetos: 5.- La rebelión comunera

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LECCIONES DE HISTORIA

5.- LOS COMUNEROS

La Rebelión Comunera o de las Comunidades de Castilla es un movimiento social, político, económico e incluso ideológico, que se produjo a principios de los años veinte del siglo XVI en el ancho territorio de Castilla, con casi total exclusión de la periferia de la Península Ibérica (Andalucía, Galicia, norte y noreste de España), por lo que algunos autores han percibido una cierta fricción entre el centro y los territorios más distantes. Pero no es éste el motivo principal de la Rebelión.

Cuando arribó Carlos a España, a título de rey (vulnerando las leyes de la Corona), venía rodeado de buena parte de la nobleza flamenca, entre cuyos miembros repartió cargos y canonjías, lo que motivó un gran malestar en la nobleza castellana, que se veía desprovista del poder institucional, político y económico del que siempre había disfrutado.

Si a esta circunstancia sumamos la petición de un impuesto especial para sufragar los gastos generados con el intento de Carlos por ser nominado para emperador del Sacro Imperio romano germánico, tras la muerte de su abuelo paterno, el emperador Maximiliano, un estado de irritación general se apoderó de la población castellana, más patente en la baja nobleza, comerciantes y agricultores, que comenzó en las ciudades, para extenderse, más tarde, al campesinado de las zonas rurales. Al hastío por las cargas fiscales que sufrían las clases populares, se unía ahora una tributación especial, difícilmente soportable para el común de los contribuyentes castellanos.

Por tanto, no es de extrañar que surgiese este movimiento, liderado por la baja nobleza, con participación de una parte de la iglesia. Ante el grave cariz que iba adquiriendo el enfrentamiento contra el representante del rey, Adriano de Utrecht, y luego contra el propio rey, la burguesía y la alta nobleza se separaron del movimiento de protesta, alineándose con la causa de Carlos, por lo cual la rebelión tenía pocas posibilidades de prosperar ante la potencia militar de la monarquía.

No obstante, los líderes comuneros, encabezados por Padilla, Bravo y Maldonado, bendecidos por el obispo Acuña, se dirigieron a la reina Juana, la mal llamada loca, que mantenía nominalmente la titularidad monárquica. La reina recibió a los representantes de las Comunidades (Toledo, Salamanca, Segovia), escuchó sus quejas y peticiones, pero no quiso o no pudo otorgar a la organización el respaldo de la reina, con lo cual el movimiento se resintió notablemente, siendo vencido en Villalar (23 de abril de 1521) y sus líderes ajusticiados de inmediato.

Y aunque María Pacheco, la viuda de Juan de Padilla, siguió un tiempo resistiendo en Toledo frente a las fuerzas reales, tuvo que abandonar la lucha y marcharse al exilio, muriendo diez años más tarde en Oporto (1531).

Las repercusiones históricas e historiográficas de este movimiento de rebelión contra la monarquía han sido muy potentes y sus interpretaciones diversas, significativas e incluso antagónicas. Desde el punto de vista histórico, los periodos progresistas (trienio liberal, I y II República) han asumido con simpatía el movimiento, utilizando incluso denominaciones del propio movimiento y de sus líderes más importantes. Y, desde el punto de vista historiográfico, se manifiestan dos corrientes principales. La primera, liderada por el Dr. Marañón, Unamuno, Menéndez Pelayo, Menéndez Pidal y otros, resalta su carácter regresivo frente a la modernidad del rey Carlos; y la segunda, con José Antonio Maravall como principal valedor, reforzado por el hispanista Joseph Pérez, que defienden el carácter democrático y liberal, o pre-democrático, del movimiento comunero. A nivel personal, un pequeño trabajo que me propuse, referido al trienio liberal (1820-23), me descubrió las continuas referencias a ese liberalismo del que hablan las corrientes progresistas.

 

  1. LA REBELIÓN COMUNERA

Son tres: Padilla, Bravo y Maldonado,

los principales héroes comuneros

que se enfrentaron a Carlos primero,

un monarca por tantos exaltado.

 

Y, aunque rey y emperador, fue un malvado

que encarceló a su madre de por vida,

reprimió el movimiento sin medida

y envió a la muerte a los sublevados.

 

Se sofocó el intento “liberal”

de un pueblo empobrecido y sojuzgado,

y en su hacienda y derechos esquilmado

 

por aquel absolutismo imperial.

Con este grito por la libertad

nace en España la modernidad.

Autor: Juan Antonio Fernández Arévalo

Juan Antonio Fernández Arévalo: Catedrático jubilado de Historia

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