Las Eras del Alcázar, 1

Hoy tenemos la última visita primaveral que el Museo Arqueológico de Úbeda nos regala a los amantes de la historia y cultura autóctonas, en una soleada mañana, aunque fresca, en la que gozaremos conociendo, un poquito más, nuestro extenso y, muchas veces, desconocido patrimonio.

Puntuales, como siempre, comenzamos a las once nuestro peregrinaje en el encantador patio de la Casa Mudéjar, donde nos congregamos los asistentes para que Cecilia Antonelli, como gestora de la empresa Semer Turismo y Cultura, y representando a la directora del museo, Maria del Mar Capel, tome la palabra para disculparla por no estar presente, al encontrarse enferma, y presentarnos a la avezada guía que dirigirá esta visita, Nani Gómez del Toro, que también ha hecho excavaciones en la olvidada iglesia de San Lorenzo; y que hoy nos mostrará lo mucho que sabe “in situ”, en el yacimiento arqueológico de “Las Eras del Alcázar”. Nos da un folleto explicativo, titulado Las ciudades en el tiempo: Las Eras del Alcázar, aunque solamente dispone de 27 ejemplares, y como estamos muchas más personas, todos nos acercamos ansiosos para ver si somos los agraciados en recibirlo. También nos adelanta parte del programa, Conociendo Úbeda de la mano del museo arqueológico, a desarrollar entre septiembre y noviembre, tras el descanso veraniego: Cementerio de San Ginés, haciendo tanaturismo (visita de los sitios turísticos que guardan dolor, muerte y tristeza); Úbeda de cine; Niños expósitos de Úbeda; Coso de San Nicasio, etc.; por lo que nos ponemos a salivar como los perros de Paulov (en sentido mental, se entiende), hambrientos como estamos por todo lo que atañe a nuestra amada Úbeda. Después, Nani hace una primera introducción recordándonos que, a escasos 150 metros de la afamada y renacentista Plaza Vázquez de Molina, se encuentra la visita que vamos a realizar, contraviniendo con ello a la historiografía local que habla de Úbeda como ciudad fundada por los musulmanes; aunque de este asunto ya habían dado noticias, tanto Miguel Ruiz Prieto como Alfredo Cazabán Laguna, refiriéndose a la famosa Torre de Ibiut. Y yo, en ese momento, me digo mentalmente: «¡Cuán orgullosos estaríamos los ubetenses de hoy, si aún se conservase en pie, y no les hubiese entrado el ímpetu destructor a nuestros antepasados munícipes (y a los recientes, como pasó con la remodelación‑destrucción de la Plaza Vieja o del Reloj, llamada ahora Plaza de Andalucía, no hace tantos años…)!

Hablaban Cazabán y otros entendidos de este asunto de gente muy antigua de estos lares que eran semidioses, según se podía apreciar en muchos nichos descubiertos y sótanos abandonados; también lo reiteró el juez Rafael Vañó Silvestre, investigador histórico y fundador del museo en el que nos encontramos, cuando se empezaron a construir los juzgados en la antigua Cárcel del Obispo, en los que se descubrieron huesos grandes, ubicándolos en la época argárica. Por esto, también ahora, rememoro mentalmente el sufrimiento de bastantes ubetenses por el último desastre rehabilitador cometido en este edificio, que fue hasta premiado (?), cuando lo que consiguieron fue realzar, aún más, el adefesio de edificio‑palomar que se marcaron…

Nos aclara que “Las Eras del Alcázar” forman parte de un extenso yacimiento arqueológico de unos 62.000 metros cuadrados, situado bajo el Barrio del Alcázar, lo que asegura una ocupación continuada de 6000 años de antigüedad; y que recientes excavaciones realizadas en el antiguo cuartel de Santa Clara avalan su extensión por otras zonas del casco histórico; lo que confirma que Úbeda es una de las ciudades más antiguas de Andalucía…

Son las once y veinte, cuando salimos buscando el cálido fresco del ambiente, hasta que hacemos la primera parada en la plaza Vázquez de Molina, junto a la comisaría de policía. Allí, volvemos a meternos en harina, a su sombra, donde hasta la estatua de Andrés de Vandelvira escucha atentamente las interesantes explicaciones de Nani que, a veces, van apoyadas con el material fotográfico y gráfico que lleva en su hermosa carpeta anillada. Nos cuenta cómo eran los recintos amurallados que había en esta ciudad y su famoso alcázar, que fue mandado destruir por los Reyes Católicos, mediante diversas pragmáticas y provisiones reales, como la última de 28 de enero de 1487, prolongándose la situación hasta 1506, y haciéndose efectiva en 1507, principalmente por culpa de las interminables luchas entre dos familias nobles ubetenses, Cuevas y Molinas, que rememoraban las de Arandas y Traperas, en pasados años… Y es el 15 de noviembre de 1507 cuando Juana I de Castilla, llamada “La Loca”, permite que se reutilicen piedra, madera y ladrillos de esta demolición, quedando abandonado el recinto; así, el palacio de Luis de la Cueva tiene piedras reutilizadas del alcázar.En 1840, se da permiso para que estas eras sean de trillo. Gracias a ser una zona marginal, no se ha construido: «¡Lo malo, para algo es bueno…!».

fernandosanchezresa@hotmail.com

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