Por Manuel Almagro Chinchilla.
Castilblanco – Alía, 24,5 km.
El día 18 de julio salimos de Castilblanco a las 5:05 horas. Echamos a andar por una carretera cuesta abajo, cruzamos la N-502 para tomar enseguida la comarcal BAV 7118. Una jauría de perros ladra desesperadamente, impresiona en medio de la oscuridad de la noche, preludio de montería, tan habitual por estos pagos. Entramos en la provincia de Cáceres, la comarcal pasa a denominarse CCV 151.
Llegamos a Alía a las once de la mañana. El párroco, Miguel Ángel Gutiérrez, estaba advertido y esperaba nuestra llegada, aunque encargó a una feligresa, Felipa, que nos condujera a la Casa de las Monjas, donde nos hospedamos. Se trataba de una antigua residencia que albergó a una orden de religiosas, pero ahora estaba a disposición de la parroquia. Después estuvimos en la iglesia, dedicada a santa Catalina; a las doce hubo misa, celebración que el párroco cedió a nuestro cura, Luis María, después de hacer una presentación nuestra a los fieles asistentes.
En cuanto a la comida, no tuvimos necesidad de preparar nada; la madre de un seminarista y otras piadosas mujeres nos trajeron ensaladillas, tortillas y yogures.