Las pinturas murales del Hospital de Santiago, 2

Volvemos a bajar los anchos peldaños de la escalera para que el portero de este magno edificio nos abra la antesacristía (que está separada de la iglesia) e ilumine su interior. Allí hacemos la cuarta parada. Nuestro amable guía invita a sentarnos en el banco que circunda la sala. La mayoría lo agradece y aprovecha el ofrecimiento. Entonces comienza su detallada explicación, recordándonos que fue el famoso Concilio de Trento el que ordenó las estancias que debía tener una iglesia desde ese momento; que antesacristía y sacristía están decoradas al fresco; y que aquí había sitiales del coro que luego pasaron a la iglesia.

Es un espacio pequeño con bóveda esquifada o en forma de cofre, imitando a las figuras que hay en la Capilla Sixtina del Vaticano que pintó Miguel Ángel, y mostrando a los profetas (Eliseo, Jeremías, Jonás y Daniel) representados de una forma manierista, como queriendo imprimirles movimiento, y con fondos paisajísticos de escasa perspectiva; también hay sibilas que anuncian la llegada de Cristo, constituyendo un discurso bíblico y un mensaje alegórico de la espada como sacrificio… En este trampantojo, también están pintados atlantes y cariátides, aunque están casi borrados, y recuerda que en esta estancia había mármol para darle más realce. Toda la iconografía que aquí se muestra antecede a la llegada de Cristo…

Pasamos después a la sacristía, donde efectuamos la quinta parada. La mayoría no duda en volver a sentarse plácidamente en las sillas que hay alrededor de la mesa rectangular que allí se encuentra instalada, en donde actualmente se celebran cursillos, conferencias o presentaciones de libros y que hace más de cuatro décadas fue incluso sala de baile, con gratos recuerdos para alguna de las asistentes… Apreciamos una clara visión doctrinal contrarreformista. Tanto la iluminación que hay en esta sala como en la anterior es desastrosa, pues es demasiado fuerte y va quemando paulatinamente las pinturas murales que allí se encuentran. ¿Habrá alguna persona ilustre o político entendido y/o voluntarioso, que le ponga remedio a este mal…? ¿O seguirá también presente el deterioro de las pinturas del techo de la bóveda que, por un descuido en el verano de 1989-90, se vino abajo parte de la techumbre, con sus inigualables pinturas? El público asistente propone dos sencillas soluciones: cobrar un euro por la entrada e ir sufragando, poco a poco, tanto el cambio de iluminación como la restauración de pinturas y paredes deterioradas, aunque no se haga todo de golpe; o, como suele haber dinero para otras muchas cosas, ¿por qué no sufragar del erario público este necesaria e imprescindible restauración de nuestro común patrimonio ubetense?; aunque parece que algunos de nuestros dirigentes, que tienen que decidir sobre estos asuntos, miman menos la cultura y el arte que otros campos sociales o políticos…

José Manuel nos explica el mal fario que tuvo este edificio por descuido de los albañiles y técnicos de entonces, ya que, durante el verano, dejaron descubierta esta sala, cuando estaban arreglando los tejados, y una nube se llevó parte del techo y muchas pinturas murales de los casetones de la bóveda. Una destrucción y/o pérdida del patrimonio común del pueblo de Úbeda, como (por desgracia) es más que característico en nuestra amada ciudad. Entonces, me viene a la memoria otro ejemplo muy próximo en el tiempo y que se encuentra cerca de aquí; y que todavía nos duele tanto a algunos: la flagrante destrucción de la Plaza Vieja o del Reloj, convertida en anodino aparcamiento, con su desastrosa boca de metro que nadie supo ni quiso impedir; otro ejemplo más de que la mano del hombre (o del político de turno) destruye más rápida e ignominiosamente que el imparable paso del tiempo…

Nuestro guía nos hace ver que debemos imaginarnos esta sala como la actual sacristía de El Salvador, con sus cajoneras y demás mobiliario ya desaparecidos… Había hasta mármoles de colores… Hay en toda la sacristía un discurso alegórico de santos y padres de la Iglesia de oriente y de occidente, que definieron la teología cristiana de los siglos IV y V. También hay santos fundadores de las órdenes religiosas; y aprovecha para explicarnos la diferencia entre Baja y Alta Edad Media… Se lamenta que se hayan perdido las pinturas de los cuatro evangelistas y algunos santos, sin embargo están presentes y claras las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad y algunas otras pinturas originales…

Fueron bastantes los casetones centrales que se perdieron en la bóveda que albergaba las figuras de Saturno, Júpiter, Marte, Febo, Venus, Mercurio y Diana, reflejo de la visión cosmológica del momento, decoradas con grutescos de origen romano, según la Domus Áurea de Nerón; y cuyos dioses del Olimpo también se encuentran en el intradós de la entrada a El Salvador, siendo un valor que Úbeda posee por partida doble, pero que no valoramos suficientemente, pues son pocos los casos como éste que hay en toda España (creo que cinco), incluyendo los dos nuestros. Esta sacristía tiene un valor simbólico muy valioso…

Finalmente, se produce una larga y docta explicación, interviniendo principalmente uno de los asistentes, para saber diferenciar lo que es una pintura al fresco de una pintura mural…

fernandosanchezresa@hotmail.com

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