Un camino asfaltado transcurre a media ladera: es la Ronda de Antonio Muñoz Molina, que lleva desde la Baja del Salvador (casco histórico) hasta la academia de la Guardia Civil.
A la izquierda, por el mirador de San Lorenzo, entramos al barrio del mismo nombre. Una iglesia pequeña, con una espadaña cubierta de hiedra, nos indica un lugar señalado en sus novelas: la plaza donde jugó de niño, cuya remodelación por el Ayuntamiento le motivó a publicar un famoso artículo crítico en El País, donde denunciaba: