16-09-2012.
Si no se pregunta, no se aprende; si no se pregunta, no se sabe; si no se pregunta, no se entiende nada. Las preguntas son esenciales para cualquier avance, para progresar, para lograr nuevos datos que poder utilizar. Las preguntas son útiles e imprescindibles. Las preguntas no son señal de estulticia ni señal de poca capacidad mental, de poca sagacidad, de nulo raciocinio.
Las preguntas deben formularse cuando sus respuestas son tan necesarias como útiles. No se deben escamotear las preguntas cuando son hechas, salvo que no respondiéndolas se trate de ocultar las respuestas. O ni se tengan respuestas, claro.
Negar, pues, el que se tenga capacidad o libertad de preguntar es negar la esencia misma de la especie “homo sapiens”. Negar la posibilidad de hacer preguntas es negar nuestra razón.
Por eso yo, que me digo hombre razonable, no entiendo que todavía no se quieran dar respuestas a las acuciantes preguntas que hoy día nos interesan.
¿Por qué se pretende hacernos creer que la mal llamada “reforma laboral” promovería el empleo, cuando toda evidencia demuestra que lo que se logra es lo contrario?
¿Por qué se sigue en el camino de la depresión económica con más subidas de impuestos indirectos, más cierres de empresas, más paro, menos prestaciones, menor actividad económica y menos ingresos fiscales, cuando lo que se debe reactivar es empleo, que reactivaría la economía, el comercio, los ingresos fiscales y, por ende, la balanza presupuestaria?
¿Por qué se enrocan los políticos en sus inmovilismos claramente reaccionarios, antisociales y antidemocráticos, en proteger sus privilegios, a pesar del clamor que les conmina a iniciar unas más que necesarias reformas?
¿Por qué no dimiten cuando no cumplen sus promesas?
¿Por qué unos elementos que a sí mismos se dicen cristianos utilizan esa etiqueta para imponer ideas reaccionarias que no tienen nada que ver con la idea del cristianismo, como el fomento de las desigualdades sociales y económicas?
¿Por qué se trata como idiotas a quienes desde el más absoluto raciocinio lógico plantean temas que llevarían a dar soluciones a otros temas?
¿Por qué se ufanan de ser servidores públicos muy sacrificados los que únicamente utilizan lo público para lucrarse?
¿Por qué, cuando se trata de hacer más racional el estado de fragmentación territorial en que nos encontramos (léase, autonomías), surgen los timoratos y los valentones por todas partes, unos para que no se haga nada y los otros también, pero en sentido contrario?
¿Por qué todavía se siguen diciendo cosas con palabras que no significan lo que debieran significar en realidad?
¿Por qué algunos siguen defendiendo que sólo la divinidad es la que les pasará factura y no nadie de este mundo?
¿Por qué esos algunos, cuando logran poder y riquezas (sobre todo estas últimas), lo achacan a las bendiciones divinas y no a sus actividades contra los demás?
¿Por qué la autoridad religiosa de este país, en su materializada cabeza institucional, no ha dicho todavía nada ante la grave situación que padece la mayoría de los españoles?
¿Por qué tratamos de crearnos los dioses a nuestra imagen y semejanza?
¿Por qué vamos de buenos, pero les damos puñaladas a los que encontramos por el camino?
¿Por qué en España nos engolfamos en lanzarnos unos contra otros a despecho de lo que eso nos ha reportado en nuestra Historia?
¿Por qué, cuando a los políticos se les presentan pruebas de su negligencia en la ejecución de sus cargos, acuden al “yo no sabía nada” e inmediatamente de decirlo no dimiten, como en un país democráticamente saludable debieran hacer?
¿Por qué el sistema judicial español no se reforma a fondo?
¿Por qué se me quedan tantas preguntas en el tintero virtual y yo no sé contestarme a las mías más íntimas?
¿Y por qué ustedes habrían de aguantar este tostón?