06-01-2011.
El 19 de noviembre de 1994, se celebró una fiesta-homenaje a don Antonio Domínguez Pérez.
Nació en Priego (Córdoba). Tras sus estudios en Safa, se inició como maestro en el colegio de Úbeda, donde ingresó en el curso 51-52. Destinado a Villanueva en el año 1961, formó parte de la plantilla de profesores del colegio San Ignacio y, posteriormente, en la Enseñanza Primaria y Preaprendizaje.
Juan José Fernández en la revista La Moraleja, escribió:
«El pasado 19 de noviembre se rindió una cálida fiesta homenaje a don Antonio Domínguez Pérez, profesor de la Safa de Villanueva del Arzobispo, por su labor desempeñada durante más de treinta años en este centro. La comisión, formada al efecto, logró reunir a una gran cantidad de amigos, compañeros y antiguos alumnos, que disfrutaron de un acto sencillo y emotivo en el hotel Complejo Torres I».
En su despedida, agradeció la presencia de numerosos compañeros y alumnos, el trabajo de las principales organizadoras del acto, M.ª Juana y Lidia. Tras un largo recorrido por su vida de estudiante, de sus primeros maestros, habló de la finalización de sus estudios de Magisterio en Úbeda, el día 24 de junio de 1951. Su primer destino en el centro de Úbeda. Sus diez años de trabajo allí. Su traslado a Villanueva, sus clases de Bachillerato en Academia, Ayuntamiento, Safa, Cristo Rey.
Finalizó con estas palabras:
«Han sido cuarenta y dos años de Magisterio. Cuarenta y dos años dedicados a la enseñanza, a la educación. Por mis manos han pasado muchos alumnos; quizá supere la cifra de 2 500. En todos he procurado sembrar los mejor de mi persona. Si alguien se considera ofendido, esté completamente seguro de que no fue esa mi intención. De todas maneras, desde aquí, pido disculpas.
Si alguien me necesita, acudiré en su ayuda, porque, en la medida de mis fuerzas, quiero seguir siendo útil a mis convecinos, útil a mi pueblo».
En la revista La Moraleja, de diciembre de 1996, Manuel López escribió a la muerte de don Antonio:
Antonio Domínguez Pérez: Máximo goleador de la vida
Insistías en que aprendiésemos la obra de Jorge Manrique y ponías énfasis al recitarnos: «Nuestras vidas son los ríos / que van a dar a la mar / que es el morir». La verdad es que el río llega cargado de viajeros, que periódicamente tenemos que recordar en La Moraleja. La alegría del nacimiento de una nueva revista lleva consigo el dolor por la pérdida de amigos, compañeros, ciudadanos ejemplares en una sociedad inquieta. Recién estrenado el curso, te ha tocado partir. Has sido llamado a otra escuela. No sé si te pedirán que impartas Lengua, Física; que te hagas cargo del equipo de fútbol; o que te nombren alcalde para poner un poco de justicia aquí abajo.
En Úbeda tuve la suerte de tenerte como maestro‑educador de Lengua Española y, en el tiempo libre, de fútbol. Indicabas dónde tenía que quedarse el delantero para marcar goles y así era facilísimo; y siempre educador. Una educación que ahora llamamos de valores y que entonces, hace años, nos inculcabas: el respeto, el trabajo, la amistad, la solidaridad.
Después, en Villanueva, la academia San Ignacio. Hiciste fáciles las Matemáticas y comprendíamos rápidamente los principios de Arquímedes y la fórmula del espacio.
En algunos partidos, tuve la suerte de jugar a tu lado en el Villanueva. Tus trallazos, tus remates de cabeza, tus regates dejaban sentada cátedra ante nuestra bisoñez. Sabes que algunos te “acusan” de ser una de las personas que más han hecho por el Barcelona, y que la mitad de sus aficionados fueron “instruidos” por ti.
Algunos pueden haber olvidado tu paso por el Ayuntamiento, respetando fielmente la democracia. ¡Qué bien elegían algunos alcaldes a sus concejales! ¡Qué tiempos más fructíferos de la labor municipal! Teniente de Alcalde y Concejal de Festejos, durante los primeros años de 1970. Por nuestra amistad, me llamabas para la Comisión de Fiestas. Las atracciones de primera fila venían a Villanueva cada septiembre: toros, teatro… el cambio de escenario al Parque… Luis Aguilé, Juan Pardo, Jeannette, Mocedades, Camilo Sexto… todo lo más destacado actuaba aquí. En representaciones, conocimos de cerca la zarzuela La rosa del azafrán. Nos acercaste al teatro con la magnífica compañía de Tirso de Molina. Los programas de festejos de esos años nos pueden llevar mejor al conocimiento de tu notable labor municipal.
Tras un breve descanso, te animamos para el retorno del fútbol en Villanueva y fuiste Presidente‑Entrenador. Se participó en las competiciones provinciales. Junto a ti, en el banquillo, viví la inauguración del Polideportivo Municipal, en un encuentro frente a La Puerta. Era el día 10 de septiembre de 1978. Luego, alternábamos el banquillo, responsabilizándome en las salidas. Tras aquellos inicios, llegó la época de mayor esplendor del fútbol local, con el ascenso a 3.ª División.
Seguiste trabajando ilusionado en tu escuela, finalizando cada año con una espectacular tabla de gimnasia, que reflejaban tus conocimientos, tu esfuerzo desinteresado y tu originalidad en su elaboración.
Hace unos años, llegaron los momentos de tu enfermedad, alejándote de los foros culturales, en donde siempre habías estado en primera línea.
Se te animó a colaborar en La Moraleja para poder encontrar, en cada artículo de tu prosa serena, una lección de “preceptiva literaria”. En uno de tus artículos hacías un brindis por todas las personas de palabras puntuales, trabajadoras, cofradías, costaleros, Agrupación musical… animando y felicitando a todos. Después, escribiste sobre el reloj de la villa, Enrique III y el significado de la expresión «Un hombre cabal». La definías como: «Seriedad, pero no tristeza; ama la justicia, emprendedor, cumplidor exacto de sus obligaciones, solidario, amante de la verdad, respetuoso, agradecido, caballero, cortés, comprensivo…».
Sé que en la inmensidad, las próximas fiestas de septiembre, el final del castillo de fuegos artificiales, será un enorme letrero entre lágrimas, azul y grana: ANTONIO DOMÍNGUEZ. UN HOMBRE CABAL.
Ricardo Taboada escribía:
El pionero
Se ha ido el pionero de los alumnos de la Escuela de Magisterio Safa, don Antonio Domínguez Pérez. El día 26 de septiembre de 1996 nos dejó el recuerdo del silencio con sus ilusiones, tras la labor desempeñada como docente.
Fue uno de los alumnos que formaron parte de la primera hornada de las Escuelas de Magisterio, trasladadas desde Villanueva a Úbeda.
Ha sido admirado y venerado por sus cualidades futbolísticas, sus tablas de gimnasia y su mal aprovechada pluma, de gran sutileza y elegancia. Su amor hacia el deporte lo llevó a reflotar, en 1977, el Club Deportivo Villanueva. También supo poner su lúcida mente al servicio de los demás como Concejal del Ayuntamiento. Como compañero y amigo, me siento orgulloso de haber compartido con él la docencia; por ello, quisiera constatar su labor como maestro de maestros, dando unas pinceladas sobre su carácter.
Poco amigo de agasajos, adulaciones y condecoraciones. Era abierto e introvertido a la vez. Arrogante y generoso como pocos; un hombre de palabra, rígido y firme como docente.
Su “espíritu” Safa lo llevaba como bandera por la vida, haciéndolo brillar con luz propia.
Hoy, en los jardines, en el patio, en los pasillos y en las clases se vive su ausencia. Vive, seguro; yo lo encuentro diariamente en el recuerdo; como una sombra lo percibo en muchos rincones, obligándome a levantar la mirada para encontrar el sorprendente vacío de su presencia. Don Antonio, el pionero, vive como lo hace el artista en su obra”.