«Cuando Fernando VII usaba paletó»

01-12-2010.
¡Hemos acabado con Zapatero! Las elecciones catalanas han echado abajo al llamado Tripartito y, dentro del grupúsculo de gobierno catalán, por principal al Partido Socialista de Cataluña y por ende al mismísimo charnego que preside partido y gobierno; y, alzando al tiro bien alzado, llega hasta La Moncloa y derriba al Presidente del gobierno de España y del Partido Socialista Obrero de España.

¡Fuera Zapatero! Y seguimos en la cosa del acoso y derribo y en que se nos cae; pero hay que insistir: que lo mismo no quiere y se nos resiste, a pesar de la que le ha caído ya desde Cataluña. Que por Cataluña se empieza y se continúa; y que si se hace bien el trabajo, pues cederán los cimientos bien cedidos; y olvidamos lo que decíamos de que si los catalanes así y que si los catalanes asao, que por algo uno hablaba catalán en la intimidad muy íntima (que no se lo oímos, pero sí el chicano) y ahora somos pues de la misma rama y nos debiésemos entender. Y pelillos a la mar, que de veras que lo haremos y de camino remataremos la faena del derribo y asentaremos los logros en los demás territorios.
¡Zapatero, dimisión! Por si se le olvida lo que debe hacer. Andalucía queda en el horizonte, que era otra de las piedras del camino, y si se trabaja como se debe, caerán los socialistas andaluces y, de estar todavía en el cauce político, arrollarán al actual Presidente o a quien ose relevarlo. Estos son los dos puntales que aseguran al socialismo nacional en el poder y ya cayó uno. Por toda lógica, el otro se debilitará y romperá. Y se abrirá la claridad y se caminará hacia nuevos horizontes libres de miedos (y de traiciones, pues nosotros (?) no nos traicionamos mismamente, como andamos ahora traicionando).
¡Váyase, señor Zapatero! Pues nos arrastró a la ruina total. Caída en vertical y sin fondo (que esto no se ha terminado), gracias a su maldad intrínseca. Bambi era un gremlin. Un horror, vaya. Y no hizo caso de advertencias ni admoniciones (¡y se empeñaba en negar la mayor, tercamente!) y seguía con su política socialistoide, de decorado ruidoso y colorido, y no admitía los sabios consejos de gente tan liberal como la que tenemos. Con nuestras recetas económicas, tan eficaces como las que llevaron a cabo los conservadores griegos e irlandeses y que tan buen resultado hubieron. Que la caída en picado de estos últimos es culpa de los mercados voraces y por ellos han ido a petición obligada del socorro europeo; pero que lo de este tío no tiene nombre, que ni mercados ni nada, que es culpable de todo lo que nos pasa por rojeras irredento, levantaodios, anticatólico y feministoide de bote. Claro.
Pero la verdad es que sus propios errores lo llevan en andas al ocaso. Y no son los denunciados profusamente y precisamente. Ha sido irresoluto, inconsistente, improvisador, poco concreto. La labor del gobierno la ha llevado por pulsiones, por falsas cuotas inventadas y, por lo tanto, forzadas e ineficaces en gran parte. Se ha dejado llevar por un aula de consejeros de chicha y nabo, ajenos a los intereses y a las necesidades del verdadero gobierno. Y no ha sido capaz de marcar las líneas rojas que nunca se debieron traspasar (y ahí se conoce el valor de un gran estadista). Confundió el culo con las témporas y se le fue la fuerza en instancias accesorias, dándole (dándonos, no se nos olvide) los materiales suficientes para armar una tramoya de seudoargumentación fácil de manejar, propalar y encajar en la masa (propicia a creérselo todo). El lío absoluto armado con el infausto Estatut ha servido de piedra de escándalo que unos y otros removieron a su placer y todo por no anclar los principios inalterables.
Aquí y ahora se nos lleva suavemente a la victoria, cosa que así no queremos, que queremos confrontación, lucha, hacer prisioneros y lograr víctimas. Ha caído lo del trío (cosa que era naturalmente contra natura) y queremos más derribos. Caiga el cielo y arrastre, que del temporal saldremos más fuertes.
Y Rajoy, chupando el puro el tío y haciendo volutas, en su muelle entretenta. Vamos, es que ni a Fernando VII se lo pusieron más fácil (y eso que usaba paletó).

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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