El porqué del sufrimiento y cómo afrontarlo

30-03-2010.
En estos momentos está muriendo una joven californiana, hija de uno de mis mejores amigos, un hombre de gran altura intelectual y moral, un alma de una gran elegancia.
Que existe el dolor físico es evidente. Pero también existe el dolor moral. Mi amigo Jerry sufre, y yo sufro, porque las personas que queremos padecen y nosotros no podemos hacer nada por ellas.

En estos días, los cristianos recuerdan la Pasión de Jesús. Muchos dan al dolor un sentido escatológico. Quizás sean oportunas unas reflexiones en torno al sufrimiento. ¿Qué sentido puede tener? ¿Cómo afrontarlo y quizás aliviarlo?
Un alto en el camino me es útil personalmente, porque el escribir me ayuda a estructurar mis propias ideas en torno a este tema tan importante. Y, además, para tranquilizarme en la medida de lo posible, cuando se presenten los malos tragos de la vida. Espero que a alguno de los lectores le sean también útiles algunas de estas ideas.
1. El dolor físico está fuera de mi ser profundo. El sufrimiento, dentro. El dolor es como una espina clavada en la carne. No me identifico con él. El sufrimiento moral, por el contrario, embarga la totalidad de mi ser. Sufrimiento es la sensación de impotencia ante el dolor de la persona querida o su muerte. Es una humillación profunda, el sentirse solo, aislado. La muerte social y psicológica del viejo abandonado de todos. Un gran desengaño en amor y en amistad. Y otras tantas situaciones. Los malos tragos de la vida.
2. Es difícil, pero la manera correcta de acometer el dolor físico es ser capaz de ponerlo enfrente de sí mismo como algo extrínseco; intentar desgancharse de él, como hacen las filosofías orientales. Pero al sufrimiento, por el contrario, hay que atravesarlo de lleno.
3. No entra en mi cabeza que Dios haya querido que el hombre sufra, y me extraña el valor redentor o penitencial que muchos pensadores y autores cristianos le atribuyen. Me parece masoquismo o, más bien, una deficiencia en su filosofía del vivir. El cristianismo no tiene por qué ser la solución de todo. Como la Biblia no lo es en la evolución biológica ni lo fue en astronomía. Tampoco del sufrimiento.
4. Y, entonces, ¿cuál sería la filosofía del sufrimiento? ¿Qué quiere decir eso de “atravesar el dolor”? Es, en primer lugar, despojarlo de toda subjetividad. Es decir, buscar lo que de objetivo y real puede haber en nuestro sufrimiento actual, como si se tratase del de otra persona. (Piénsese en el rol benéfico de consejeros psicológicos y de los confesores de otros tiempos que ven con más objetividad el mal del que consulta). Y es que tendemos a amplificar las razones objetivas de nuestro mal vivir y, lo que es más insidioso, tendemos a complacernos en nuestro sufrimiento. Nos enroscamos en él como en un tornillo sin fin.
5. Pocas razones habrá en el mundo para un sufrimiento más intenso que ver padecer y morir a una hija joven, como le está sucediendo a mi amigo el matemático californiano. Pues bien: él me hablaba anoche por teléfono de los muchos buenos momentos que ha gozado con la dulzura de su hija. Me decía que él la ha tenido prestada durante unos años y que ahora el préstamo se le ha acabado. (Yo pensé que Séneca decía lo mismo en una Carta a Lucilio. No era momento de hacer sabias digresiones a un padre en lágrimas).
6. El sufrimiento puede resituarnos en una filosofía correcta de la vida y de sus valores. Recordarnos que estamos de paso, tanto nosotros como los seres que amamos. Que esto pasará. Y que se sufre más porque pensamos y actuamos bajo la falsa premisa de que somos eternos.
7. Los sufrimientos morales como la soledad, la bajada del poder adquisitivo, la traición de un amigo del alma, el desinterés de un familiar, etc. derivan de algo muy claro. Nos hemos apegado demasiado a valores efímeros, que no tendrán sentido ninguno el día después de nuestra muerte.
Por supuesto que hay valores de esperanza que ayudan a dar plenitud a cada día y a cada hora que vamos a vivir. Y que no hay que perder ninguna de esas oportunidades para gozar y hacer gozar a los demás. Tras la Pasión viene la Resurrección. Pero no vamos a hablar de todo en este momento.

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