Tanguy

04-01-2010.
 
Para Antonio Lara.
 
Si tuviera color
la memoria, sería
del color de la nieve;
es decir: del color

del silencio o las lágrimas.
Los días de la infancia,
siempre lentos y suaves
quedan en la memoria
igual que granos de uva
devorados por mirlos:
con un dulzor de mosto
y bienaventuranzas.
 
Si tuviera color
la memoria, sería
el rojo vivo,
como la nieve roja
que nieva en nuestros sueños.
La nieve de los sueños
tiene el color que quiere
quien duerme cuando nieva.
 
Y la memoria espera
que nieve como entonces.

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