Otro vigésimo quinto aniversario

13-06-2009.
Hoy se han reunido en Úbeda unos cuarenta antiguos alumnos (más ellas que ellos) de la promoción de Magisterio 1984, de la Safa.

Ayer coincidí fortuitamente con el padre García de Leániz y me comentó que hoy se iba a producir el hecho, del que yo no tenía ninguna información. Esta mañana he acudido al inicio del encuentro y he disfrutado, viendo cómo se abrazaban, se besaban, se reían, hablaban sin parar… todos los asistentes al acto, en el patio de columnas del colegio.
Aproveché la coyuntura para ir repartiendo unos trocitos de papel en el que les solicitaba sus datos y les avisaba de que existe AAMSU, de la que yo soy su presidente. Todos me ha recogido el papelito para rellenarlo con sus referencias y catorce ya me lo entregaron al salir de la siguiente actuación, que fue…
Entrar en el Aula Magna y allí, el organizador del evento (cuyo nombre desconozco, aunque su rostro sí lo distingo ya) leyó unas sentidas palabras que gustaron y emocionaron a los compañeros, quienes lo interrumpieron en tres ocasiones con intensos y emocionados aplausos.
Después, Leániz les refirió una serie de datos sobre sus antiguos profesores, justificando su ausencia y su pesar por no poder acudir a abrazarlos y besarlos. Me dio paso y yo les indiqué:
  • que en nuestra página web pueden leer la intención y el sentido de nuestra Asociación;
  • que solemos dar unos premios anuales a los mejores expedientes de los alumnos de magisterio de la Safa;
  • que hay un proyecto en inmediata perspectiva de ejecución (del que no voy a dar referencias aquí, pero a ellos sí se lo detallé, rogándoles que guardasen discretamente la información);
  • que si querían hacerse socios nuestros, la cuota era anual y simplemente de 30 €;
  • que había disfrutado mucho viendo cómo se saludaban en el patio de columnas;
  • que no tenía ningún dato (salvo sus nombres) de los componentes de su promoción;
  • que me había extrañado al ver una chica ubetense, hija de un buen amigo mío, que formaba parte de la promoción;
  • y que no iba a poder estar mucho tiempo con ellos. (Se me olvidó indicarles que era el santo de mi mujer e íbamos a celebrarlo con parte de nuestra familia).
Volví a entregar papeletas informativas a los nuevos ingresados en el ambiente. Algunos (catorce) me entregaron ya sus datos y el resto me indicó que, o bien me los remitían por internet, o los dejaban en el buzón de entrada que hay junto a la recepción.
El grupo bajó a la capilla, a oír misa. Y yo, tras charlar brevemente con tres compañeras de la promoción en la puerta de entrada (donde nos contempló Franco en un desfile nuestro), me despedí amablemente.
 

Deja una respuesta