Crónica del «Día del docente»

15-04-2009.
Antesdeayer, 13 de abril de 2009, se celebró el Día del Docente, dedicado a las/os docentes jienenses jubiladas/os, en el incomparable marco del Hospital de Santiago de la ciudad de Úbeda. La cita era a las dieciocho horas y media. En el patio central se iban concentrando las/os jubiladas/os, acompañadas/os de sus familiares y amigas/os.

A las/os protagonistas, ellas con peinado de peluquería popular, zapato plano y traje clásico de chaqueta, ellos de pelo blanco o sin él, encorbatados y trajeados en su mayoría, se les podía reconocer sin miedo a error que eran maestras/os, profesoras/es, jubiladas/os, por sus caras entre frustradas/os y liberadas/os.
Esperando a la Consejera de la Junta de Andalucía, llega la Delegada Provincial de Educación, Política Social y Deporte (no sé si los calificativos son correctos), la señora Angustias María Rodríguez Ortega. Mientras las cámaras televisivas recogían sus interesantísimas palabras, que explicaban con gran satisfacción y singular sonrisa el sentido de la celebración, este cronista, situado a escasos metros, la observaba detenidamente.
Lucía un peinado de alta peluquería, de los que un/a buen/a profesional tardaría su buena mañana en domeñar, y un rostro siempre dispuesto a la sonrisita entre falsa y delincuente.
Vestía una chaquetilla torera muy vistosa y llamativa de color morado, como últimas vivencias semanasanteras, con manga al codo, que tapaba una camisa que no pude bien definir.
Al estilo juvenil y colorido de Ágata Ruiz de la Prada, una falda toda verde, color tapete de mesa de bacará montecarlesca, que dejaba ver unas piernas bien definidas y muy broceadas para estos lluviosos y frioleros primeros días de abril en los que nos encontramos. Los pies al aire, revestidos apenas por unos zapatos muy ventilados, de alto y agudo tacón, sujetados artísticamente a la pantorrilla por lazos multicolores.
A su lado (todo un contraste), la Primera Teniente de Alcalde de Úbeda. Vestida como de Cáritas, con traje beis, zapatos planos y recatadamente peinada, con un saber estar nervioso pero despreocupado.
«Chicas/os, al salón». Autoridades en la primera fila del auditorio. Las/os homenajeadas/os, por orden alfabético, a derecha e izquierda del escenario. Familiares y amigas/os ocupan el resto de butacas; y muchas/os tuvieron que subir al anfiteatro.
Empieza la Primera Teniente de Alcalde, saludando al respetable y disculpando la ausencia del Señor Alcalde, que por razones de trabajo no puede asistir (como si el acto no fuera parte de su trabajo, acordado con antelación y escrito en las invitaciones).
A continuación sube la Delegada de Educación, que empieza su discurso disculpando a la Consejera de la Junta que no ha podido asistir, aunque le hubiese gustado estar con nosotras/os especialmente este día. La razón de su ausencia, según explicó, la tiene el señor Zapatero por llevarse al Presidente Chaves como tercer Vicepresidente nacional, quedando el patio socialista andaluz huérfano y revuelto. Una comida de trabajo a la misma hora, cómo no, motiva su ausencia.
La señora Delegada, dueña de la situación, segura y en tierra firme, nos cuenta lo bonita que es la Educación, que ella también ha sido maestra y profesora de Instituto como otras/os y, sin embargo, ella es la Consejera. Siempre habla en masculino y femenino (que hoy lo he aprendido bien). Cita a Machado, a María Zambrano, bebe agua y termina con un poema de la Madre Teresa de Calcuta, muy adecuado para la ocasión y tomado de un archivo de estos que nos mandamos por e-mail.
Seguidamente, tres compañeras/os nos cuentan sus vivencias docentes. (Hago un inciso para anotar que la idea de los testimonios fue de un servidor, quien se la propuso telefónicamente a la propia Consejera, cuando no tenían redactado el orden del día, e indicándole que yo quería intervenir). Me dijo que no se podía incluir. Mi sorpresa fue cuando vi dicho apartado reflejado en las invitaciones. En el escenario tampoco pude hablar. Como llevaba el escrito (la “Despedida” que escribo al final de esta crónica) se lo entregué en mano, al finalizar el acto, a la señora Delegada de Comunión, quien se disculpó sonriente.
A continuación intervino la orquesta de los Alumnos del Conservatorio Profesional de Música “María de Molina”, reforzada por profesores y músicos de la banda Municipal, que nos obsequió con cuatro temas de películas, muy bien ensayadas la tarde anterior, según me comentó después un profesor del Conservatorio.
Al toque de campanilla de la señora Delegada, (literal, como si de llamar del recreo a la muchachada se tratara), nos fueron citando al escenario de diez en diez para entregarnos una carta de la susodicha, un clavel y un abrecartas. Digna recompensa para estas más de cien vidas docentes que se iban. (Entre ellos pude saludar a mis compañeros de promoción Safa, Gabriel Bustos y Juan Lozano. Sólo pude escuchar el nombre de Juan Ramón Martínez Elvira, porque no asistió al evento. Mi agradecimiento al matrimonio Berzosa‑López que nos recibió y saludó en el patio central del Hospital, con quienes pudimos charlar amistosamente).
En dicho patio colocaron mesas redondas con bocatas y tapas de chorizo, mientras unos muchachos iban pasando con botellines de cerveza; con y sin alcohol, eso sí. 
Satisfechos, salimos del recinto y cada cual se fue pensativo a su punto de origen con la certeza de haber hecho bien los deberes y que mereció la pena.
Nota: No he dormido en toda la noche por hacer esta crónica y si resultase con tintes rosas hay que echarle la culpa a la Redacción que me mandó cubrir actos sociales, cuando mi especialidad son, como todo el mundo sabe, los deportivos.
 
 
DESPEDIDA
A vosotros compañeros,
docentes siempre,
felicidades y buenas tardes.
 
OS SALUDA EL ALMA
 
Siempre hay un primer pío, pío y luego un adiós.
La voz rota que no acabada,
el niño que llega tarde,
mil lecciones en una misma pizarra.
Una madre preocupada,
un compañero que ayuda,
el olor a goma salvadora,
el timbre diario abriendo esperanzas,
la fuente de las peleas por querer colarse,
la milagrosa mercromina que todo lo cura,
el lápiz que mengua despacio mientras sube la confianza…
Y siempre esos ojos negros abiertos anhelantes como pozos sin fondo…
Imposible desenamorar.
Me llevo los recuerdos de las frías mañanas
y del sol entrando por las ventanas.
Os dejo la clase lista para que otra voz joven con más fuerzas, que no con más ganas, ocupe las ilusiones que yo ocupara.
Que la vida es pasar entre libros las historias vivas de cada día.
Que lo malo no es tener el pelo blanco sino el alma negra,
y todavía tengo tiza (encendida la reserva ya, que esto cansa) para lucir
las manos blancas,
blancas y libres,
abiertas y claras.
En mis cuarenta y un años como maestro y aprendiz, caben todos los números y todos los sueños.
Con los deberes hechos y bien hechos, ahora podré hacerme amigo del reloj sin prisa…
y mañana cruzaré la acera y siempre miraré esos patios.
Y escucharé los ecos alegres del recreo
(que un colegio en silencio
cualquier silencio
no es colegio)
y seguiré el rodar de aquella pelota medio hinchada
que huye despavorida de los futuros ases del fútbol…
Me alejaré despacio y de frente para poder miraros mejor un rato más.
Y en mi garganta habrá un nudo y en mis ojos lágrimas.
Hasta siempre. Que las despedidas son buenas si breves.
Se despide el alma.
QUERIDA GRAN FAMILIA DOCENTE, MUCHAS FELICIDADES.
 

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