Las cosas, como son, y 2

25-02-2009.
II
Aunque ya me lo figuraba, he podido constatar la bazofia que se pretende introducir, de manera tramposa, en el debate. Los artículos que uno recomienda de alguna manera los hace suyos, si no en todo sí en su parte fundamental.

Y éste de Michel del Castillo es un intento de incorporarse al carro del revisionismo histórico, en donde parece que se está muy cómodo, porque no hay problemas de publicación y difusión y siempre hay millones de personas que están dispuestas a abrazar la causa franquista, eliminando lo que no proceda. No es un proceso nuevo: ocurrió en Alemania con el nazismo, en Francia con el colaboracionismo, en Italia con el fascismo y en Chile y Argentina con sus respectivas dictaduras militares parafascistas. Pero la primera resistencia tuvo que ceder ante la avalancha de los hechos históricos. Aún quedan todavía obispos recalcitrantes (siempre los obispos), exaltados por el actual Jefe del Estado Vaticano, sin importar (¿o acaso es lo que se desea?) su posición negadora sobre el holocausto. Menos mal que aún quedan dirigentes políticos que no pueden digerir este insulto a las víctimas y se han apresurado a expulsarlo del país.
Pues bien, el artículo de marras debemos saber que está escrito no para calmar los ánimos (sí los de la derecha, que carece de argumentos científicos), sino para exacerbar e irritar a la izquierda. En este caso, un literato escribe sobre lo que no sabe ni ha investigado, dejándose llevar de la mano de un historiador de la etapa imperial española, como es Bartolomé Benassar. En la historiografía referida a la II República y la Guerra Civil española, es un advenedizo en la onda cómoda de Pío Moa y sus secuaces.
No es casualidad que el artículo del antiguo safista, como se le llama (cuando la Safa era un centro para redimir a los hijos de los rojos), aparezca en un medio, Libertad Digital, que siempre se ha vinculado con la extrema derecha de Jiménez Losantos, con enlaces en la página del artículo hacia obras de Moa y otros de su mismo calado. El artículo es pura basura historiográfica, en donde se atreve a hacer una sutil hagiografía de Franco, en lo que buenamente puede, claro está, porque sus miles de asesinatos no pueden ocultarse y las fosas están ahí; aunque, para muchos, es malo que se escuche su clamor.
Ha hecho muy bien nuestro presidente en no publicarlo porque hacerlo sería abrir a otros artículos, más documentados, desde luego, más veraces, por supuesto, y de signo contrario. Tengo aquí, encima de mi mesa, un pequeño libro, que se ha convertido en una joya bibliográfica. Me refiero a la Carta al general Franco, escrita por otro literato hispano-francés, Fernando Arrabal, que es una obrita sencillamente estremecedora.

Autor: Juan Antonio Fernández Arévalo

Juan Antonio Fernández Arévalo: Catedrático jubilado de Historia

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