090202-1

Decir “quizás” no es asegurar nada
Hola, amigos:
He estado ausente unos cuantos días, y vuelvo, y entro en este Café; que ya no es saloon: ha desaparecido. El creador y recreador, del mismo y en el mismo, Alfredo, ahora lo clausura. Aplaudo su decisión, porque en realidad iba camino de convertirse en un vulgar tugurio, a pesar de haber sido “decorado” a la última, compilando de las sofisticadas novelas de Kane y Luger. Un decorado, tan aparentemente real, que había superado todas las pruebas del algodón; pero no resistió los primeros escarceos de una vulgar tormenta en un vaso de agua, por lo que no es para irse “trasquilao”, amigo Alfredo.

A mí tampoco me era grato continuar “actuando” en aquel ambiente cada vez más bipolarizado. Gracias a Diego, que ha ido aguantando el tipo; pero se echaban en falta las intervenciones, siempre tan mesuradas, de Antonio Lara; y la “sal y pimienta” de Dionisio.
Como he dicho, a mí tampoco me gustaba el ambiente; por eso dije en mi último escrito que “quizás” fuera mi última intervención, pero nada de irme “zapeao”. Y pensé que era el mejor momento para retirarme dos o tres días para hacer unos Ejercicios Espirituales. Sí, así como suena.
Y ahora digo que decir “quizás” no es asegurar nada. Por lo que me permito la libertad de “entrometerme” en vuestra tertulia para responder a algunos intervinientes, o a todos. Aunque no sé si me dará tiempo en esta epístola.
Amigo Diego: yo nunca tergiverso palabras, tuyas ni de nadie, porque no tengo necesidad; además, es que creo que se me daría muy mal. Tergiversar es buscar y rebuscar intencionadamente; “trabucar”, mejor dicho, una expresión para tratar de darle otro sentido, a conveniencia. Cuando me equivoco pido perdón con toda humildad, pero siempre trato de argumentar con sinceridad y lealtad. Por eso te dije que tus argumentos los iba a utilizar contra ti. Tú preguntabas que por qué no a la bomba atómica para Irán (no lo preguntaban en la otra orilla) y sí para Israel. Yo (te vuelvo a repetir siempre lo mismo) digo que nadie debe tenerla, al menos en ese conflicto. Te vuelvo a repetir, y cito textualmente: “ni un tirachinas” para ninguno. Y que existe una organización superior con fuerza suficiente (ONU) para poder imponer un alto el fuego riguroso, por las buenas o por las menos buenas; pero hace falta voluntad.
Hablas de hegemonía, judíos o árabes. Diego, por favor, ¿cómo puedes afirmar que 1 500 millones de árabes, con todo el petróleo que tienen, por citar alguna de sus materias primas, están en inferioridad frente a 5 millones de judíos? ¿Qué materias primas tiene Israel? Ninguna. Veo que tendremos que hacer una nueva definición de lo que es débil y fuerte; grande y pequeño. Desde que el mundo es mundo, David ha sido el pequeño, el débil; Goliat ha sido el grande, el fuerte. A partir de ahora, David será el fuerte y Goliat el débil. Israel, al igual que David, utiliza una materia prima valiosísima: la materia gris de su masa encefálica. Israel no se puede permitir el lujo del menor despiste: sería fatal. Los árabes, el día en que se pongan de acuerdo y estén unidos, simplemente a pedradas barrerán a Israel. No hay que confundir el luchar para sobrevivir con el luchar para llevar grandezas imperiales a otros territorios.
Sí, mejor dejar los mensajes religiosos; creo que quedarían en un empate. Simplemente decir que los Cruzados devolvieron la visita.
Claro que soy coherente en cuanto a condenar la corrupción, tanto si se trata de políticos como si se trata de personajes de la Iglesia. ¿Por qué tendría que hacer distinciones? La condeno en todos y cada uno de los casos, la cometa quien la cometa. Lo que ocurre es que entre la Iglesia y un partido político hay una “pequeña” diferencia: al frente de un partido siempre habrá una persona, o grupo de personas; en cambio, al frente de la Iglesia siempre y por todos los siglos ha estado y estará Dios. Y, como tú comprenderás, Dios no es corrupto y no lo puedo condenar.
A Zapatero no me he referido con descalificaciones. A ZP lo he visto en algunas propagandas e incluso en algunos atriles en los que da discursos.
Para mí, a tu admirado presidente, me parece que la Historia lo juzgará como el más nefasto habido hasta ahora. Como verás, le está costando muchísimo trabajo aprender dónde y en qué lugar tiene que estar España. España no puede ir por su cuenta a ningún sitio; debe estar siempre, siempre, al lado de sus aliados: al lado de Europa y de los EE UU, para las duras y para las maduras, tanto si se trata de la guerra de Irak como en el G‑20, en el G‑9, en Afganistán o donde sea. Una persona respetuosa, cortés, educada y buenamente política, se levanta al paso de la bandera de un país amigo. Ese desprecio no creo que se lo perdonen nunca los americanos. Ya veremos, en el protocolo de visitas a la Casa Blanca, en qué lugar lo van a colocar. Esperemos que no sea el último.
Y, para terminar, quiero hablar de la Alianza de Civilizaciones. No veo nada malo en ella; simplemente, que lo proponga Zapatero me parece una ocurrencia humorística. Un señor que es incapaz de hacer una Alianza entre españoles; al contrario, que ha roto el espíritu de la Transición, abriendo viejas y olvidadas heridas, donde aún no hay una democracia consolidada (País Vasco), donde hay una justicia que para qué hablar, y que quiera arreglar el mundo, me parece más que cómico. Exhibiendo esa “credibilidad”, así ha tenido ese amplio seguimiento: Turquía, Jordania, algún archipiélago de la Polinesia y no sé si algún país europeo de cuarta fila.
Y mejor lo dejamos por ahora, porque hablar de Zapatero es interminable.
Saludos.
 

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