01-02-2009.El final del anterior capítulo tiene como causa causarum los hechos de la Guerra Civil en el Cerro del Cabezo que, en 1966, Julio de Urrutia los narró titulando su obra El cerro de los héroes.
No creo que la familia de Julio de Urrutia, mucho menos la Editorial Doncel, se molesten (no es esta mi intención) por haber puesto a este capítulo un título parecido a su libro; un libro exacto, imparcial, objetivo y válido para conocer, día a día, minuto a minuto, las penurias, las tristezas, las miserias, las llagas y las heridas de aquellas fechas, donde los hermanos olvidaron sus raíces, pusieron precio de sangre a sus escala de valores y, sitiados y sitiadores, padecieron por causa de la injusticia: la tremenda injusticia de una guerra civil.
Empezamos con el tranquilizador mensaje con el que Urrutia, en la contraportada del texto, sin él imaginárselo, contradice toda la sarta de mentiras e inexactitudes que Canal Sur aireó para millones de hogares andaluces.
Dice así:
«Fruto de aquella resistencia indomable fue el trato humanitario, el respeto y hasta la admiración que los vencedores dispensaron, a su caída, a los vencidos».
Balsámicas frases, contundentes palabras, para aquellos “juntaletras”que, aprovechando el oportunismo y el marketing del morbo, no han sido todavía capaces de desmentir lo que en el indocumentado programa, que emitió la “Televisión de todos los andaluces”,se dijo o se insinuó.
Ni la familia Chamorro, ni ninguna otra, ni mucho menos mujeres ni niños fueron asesinados, ni calados a bayoneta, ni masacrados por los cascos de las caballerías. Los asaltantes se comportaron con humanidad.
Si hubo excepciones, ningún superviviente del asedio nos lo ha confirmado.
Conocemos a personajes que pertenecieron al bando de los asaltantes o, si quieren ustedes llamar a las cosas por su nombre, de los leales a la república, que por su trayectoria humana y bonhomía ‑hoy ya son muchos de ellos octogenarios‑ no admiten brizna de duda sobre su actuación, en el asalto final del 1 de mayo de 1937, con los vencidos.
¿Habrá quien dude si yo afirmo que el historiador local, Santiago de Córdoba, al que recurro con frecuencia, siempre alejado de la cultura institucional y, desde que dejó la política activa, también del boato de todos los medios de comunicación escritos y audiovisuales, es el que mejor conoce la Guerra Civil en Andújar y los primeros años de la posguerra? Su lejanía voluntaria de todo lo que huele a mediático puede conllevar aquello de que quien no sale en televisión o en la prensa no existe. Recurro a dos fuentes, para aquilatar su autoridad, que por su naturaleza son fiables: el Diario JAÉN y Francisco Calzado.
El 29 de diciembre del año 2000, el Diario JAÉN publicó un número extraordinario, confeccionando una galería de nombres de la provincia de Jaén, “NOMBRES para un SIGLO”, que habían destacado en el siglo XX (1900-2000). Según el Diario JAÉN:
«Queríamos elaborar un documento, con nombres y apellidos, con el que ponerle punto y final al siglo XX… La galería de ilustres sería interminable; pero los que aquí aparecen son su mejor exponente… a los que Jaén ha de reconocerle algún tipo de mérito».
Después, el equipo redactor refería las actividades con las que habían «aportado algo a la provincia jiennense en los últimos 100 años». Entre los elegidos de la provincia había diez nombres de Andújar o vinculados a Andújar como “nombres de Jaén para el siglo XX”. Tal vez haya que sumar más nombres, pero posiblemente serían aquellos nombres que eligieron ser para Andújar “cabeza de ratón” antes que “cola de león” para la provincia de Jaén. Estos nombres de Andújar, que el Diario JAÉN eligió, fueron alfabéticamente los siguientes:
• Antonio Alcalá Uenceslada (abogado y escritor).
• Francisco Calzado Gómez (escritor y cronista).
• Santiago de Córdoba Ortega (sindicalista, socialista e historiador).
• Manuel María Montero Moya (pedagogo, periodista y maestro).
• Micaela Navarro Garzón (política).
• María Rosa Orad Aragón, “Maria Rosa” (figura de la danza).
• Argimiro Rodríguez Alvarez (político).
• Rafael Romero, “El Gallina” (cantaor).
• Juan Rubio Fernández (sacerdote, escritor y periodista).
• Inmaculada Soriano (presentadora de televisión).
• Francisco Calzado Gómez (escritor y cronista).
• Santiago de Córdoba Ortega (sindicalista, socialista e historiador).
• Manuel María Montero Moya (pedagogo, periodista y maestro).
• Micaela Navarro Garzón (política).
• María Rosa Orad Aragón, “Maria Rosa” (figura de la danza).
• Argimiro Rodríguez Alvarez (político).
• Rafael Romero, “El Gallina” (cantaor).
• Juan Rubio Fernández (sacerdote, escritor y periodista).
• Inmaculada Soriano (presentadora de televisión).
Recuerdo que, cuando leí a finales del pasado siglo XX en el Diario JAÉN esta lista de nombres ilustres, algunos de los incombustibles locales (agraviados por no haber sido exaltados a este ranking provincial), se sintieron minusvalorados y, aunque sin dar su nombre, confeccionaron la quiniela personal en la que aparecían siempre dos nombres ya citados (Alcalá Venceslada y Montero Moya), pero no los demás.
Después, cuando he comentado con Santiago de Córdoba estas incidencias propias de un corral de vecinos, se ha encogido de hombros y según él, teniendo en cuenta las dos premisas de selección (ser o tener la residencia en Andújar y haber ejercido influencia social, política o económica sobre la provincia de Jaén), faltaban nombres como Agustín Bellido Rubio, Rafael Pérez de Uargas y Quero (Conde de la Quintería), Manuel Aldehuela Palomino, Francisco Arias Abad, Francisco Trigueros Engelmo, Manuel Montoro García, Enrique Toral Sagrista, José Moreno Torres, Tomás Escribano Soriano, Francisca Cristina Sáenz de Tejada (“Gracián Quijano”), Tomás Beviá, José Carlos de Torres Laguna, Antonio González Orea, Luis Aldehuela Gómez, Eduardo Criado García, Ángel Menéndez Pérez, José Manuel Estepa Llaurens, Carlos Expósito Lozano, José Antonio Arcos Moya, Pedro Calero Baena, Luis de Torres Gómez y Fermín Cacho.
Enrique Gómez, como historiador y cronista de esta ciudad, ha publicado recientemente unas breves e interesantes biografías de Pedro Castillo (ceramista) y Antonio González Orea (escultor). Para despertar del letargo en que estamos, Enrique Gómez debiera continuar con este noble proyecto, pues sería un revulsivo el conocer, sin envidia, las biografías de estas diez personas elegidas como nombres del siglo XX para Andújar.
Otra idea ‑para que el Ayuntamiento no caiga en tantos tópicos marianos, folclóricos y otros oportunismos políticos del momento‑, cuando se abran calles, aquí tienen los gobiernos municipales ‑ahora los populares y mañana los socialistas‑ nombres “a los que,como dice el Diario JAÉN, se les ha de reconocer algún tipo de mérito”.