090131

El humo se disipó
El humo de las balas se disipó. El salón vuelve a su habitual partida de cartas. Tertulias. Uno que entra, otro que sale… Todo en orden. Antonio Lara nos trajo aire fresco de los Alpes, que a todos nos vino bien. Pepe Aranda cambió el tercio con duros momentos del pasado que ya nunca volverán. El demagogo presidente, descrito por Dionisio, podría ser, cambiando algunas palabras, cualquier líder del bando contrario, expertos en aplicar sus propios errores al adversario.

Manuel Almagro se fue por los caminos teológicos para defender la existencia de Dios. ¡Hay que ver el dineral que se gastan unos y otros en los autobuses! Si quieren discutir que vengan a este rincón. Ya verán los duelos con pistolas de fogueo… Compañero Alfredo: felicito la forma y el fondo de tus escritos, conexos y acertados, con los que me siento identificado. Mi querido Paco Fernández… ¡vaya retórica! Lo he tenido que releer para enterarme. ¿Será que estoy perdiendo neuronas?
En fin, aquí no ha pasado nada. Los calentones sólo quedan en amagos y lanzamientos de vasos de whisky por la barra de nuestro salón. Lo más… una honda calada al cigarro, mirada entornada que corta el aire… Nadie disgustado. ¡Ah! Me hice análisis y no necesito tratamiento. Me encuentro perfectamente, con las ideas cada vez más claras. Así que amenazo con volver para hablar de los maestros republicanos. Es uno de mis temas favoritos. La publicación en capítulos de alguno de mis libros es iniciativa de nuestro presidente ‑con mi venia, claro‑. Disculpas por este abuso de mi presencia permanente en página web. Es transitoria. Buenos días. Ya queda menos para salir de la crisis.
 

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