090117

Amigo Diego Rodríguez:
Ciertamente es difícil la tertulia por escrito, más que nada por la falta de inmediatez en las contestaciones, que puede restarle viveza y dinamismo a una tertulia presencial. Pero eso es lo que tenemos y así lo aceptamos de buen grado.

Además, también podemos encontrarle algo, o mucho, de positivo, entre lo que quiero destacar que te permite reflexionar y adecuar mejor la respuestas. Pero no quiero dejar de reconocer su dificultad, más aún si de lo que queremos hablar es de comunismo, que veo que es un tema que atrae. A estas alturas, y con todo lo que ha caído (porque ya queda poco por caer), yo creo que ya está todo dicho sobre este movimiento político y cuesta un enorme esfuerzo encontrarle algún matiz nuevo.
No obstante, no voy a eludir el exponer unas escuetas reflexiones. El comunismo, a pesar de todas sus luchas reivindicativas tan justamente sociales y populistas, unas veces por las buenas y otras por las “menos buenas…”, con todos los avances que llegó a conquistar a lo largo de la historia, lo que consiguió fue igualar a los trabajadores… pero en la miseria. Huelga que te mencione, siquiera, alguno de esos países de los que aún queda, lamentablemente, alguna muestra desperdigada.
Mencionas a EE UU y me preguntas que si conozco el caso del “millón de parados en Nueva York, en el país más rico de la tierra, sin derecho a subsidio”, “la falta de asistencia sanitaria pública y gratuita”, “el derecho de los negros”, etc. Pues sí, lo conozco. He estado trabajando con ellos durante siete años y te puedo decir que ese es un lujo que sólo se lo pueden permitir los americanos, porque cualquier trabajador, normal y corriente, se puede permitir vivir en esas circunstancias. Y hoy, cada vez más en Europa, vamos consiguiendo esas cotas de bienestar.
Recuerdo un dicho de Felipe González: «Prefiero morir en el metro de Nueva York antes que vivir en Moscú». Yo siempre dije que prefería trabajar en la peor empresa americana antes que en la mejor empresa española. Afortunadamente hoy, como ya te he dicho antes, eso ha cambiado bastante. Mientras no se demuestre lo contrario, el liberalismo es el más justo sistema de distribución de la riqueza, y a los resultados me remito. No es perfecto y su definición es similar a lo que decimos de la democracia, que es “el menos malo” de los sistemas conocidos, cada uno en lo suyo.
Dices que todavía hay comunistas y que me puedes presentar algunos en Málaga, antiguos alumnos de la Safa. Claro que sí, naturalmente que me lo creo; pero son eso que tú dices: «Cada vez menos». Y a lo que yo añado: “Cuatro románticos utópicos” y, quizás, hasta “¿intelectuales?” que no han salido nunca del aula más que a la barra del bar para arreglar el mundo.
Lo que yo quiero es que me presentes a currantes de los que arañan la tierra, a metalúrgicos, electricistas, empleados de banca, camioneros… incluso políticos, que sean comunistas.
 

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