Esta anécdota profesional le ocurrió a un maestro Safa de aquellas primeras promociones en Jaén, su primer destino.
LUIS MUÑOZ DELGADO, nacido en Padul (Granada) hace 71 años, estudió Magisterio en Safa de Úbeda y es desde mucho tiempo hasta hoy mi compañero, amigo y vecino de piso.
Es padre de Francisco Javier Muñoz Delgado, catedrático de Matemáticas en la Universidad de Jaén y Director de la Escuela de Magisterio de la Safa de Úbeda.
Estas palabras son parte del discurso que yo dije como homenaje a su jubilación en el año 1996.
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“Dicen que la memoria es flaca cuando el estómago está lleno. Pero yo quiero recordar, a modo de anécdota, un suceso que le ocurrió a Luis en su primer año de Maestro:
Enseñaba él en una escuela unitaria. Tenía alumnos de muchas edades y condiciones. A un grupo le enseñaba las primeras letras.
Con su buen hacer, muy pronto los niños aprendieron a leer. Todos… menos uno.
No había forma de que el niño atinara ni una vocal. Luis insistía con él más que con los otros, pero nada, imposible.
Pasaba el tiempo y el niño que no avanzaba lo más mínimo. Luis se lo tomó como reto profesional y no le dejaba ni un día ni a sol ni a sombra… con buenas maneras, con castigos, con premios…
Un buen día ya de mayo (como el anterior, y el otro, y el otro) Luis le señaló con el lápiz la e y el niño dijo ‘e’. También le acertó la u, y la i, y la o y la a… y salteadas, y otra vez, ¡y el niño que no fallaba…!
Luis, por fin, se desinfló y, entre agradecido y lloroso, le dijo al niño:
‑¡Hombre, gracias a Dioooooooos!
Y el niño que le contesta:
‑Gracias a Dios no; gracias a mi abuelo que anoche se puso un ratillo conmigo y me las enseñó toas”.
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Algunas consecuencias saqué yo de esta profesión nuestra tan “reconocida”.
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Publicado en: 2006-01-04 (103 Lecturas).