Educación para la Ciudadanía

12-07-07.
Todavía recuerdo cuando, estudiante de Bachillerato Elemental, con once años, en el Instituto San Juan de la Cruz de Úbeda, allá por los años sesenta, tenía delante un libro llamado Vela y Ancla. Era el libro de texto de la asignatura Formación del Espíritu Nacional (FEN).
Pongo las siglas FEN porque me recuerdan otras: FE y de las JONS. ¿No se por qué? Pero entiendo que hay cierta relación ideológica. ¿O no?

Viene a cuento este recuerdo porque se me hizo presente, cuando escuché al Obispo portavoz de la Conferencia Episcopal, toda la diatriba y toda la inquina que utilizó para posicionar a la Conferencia Episcopal contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía.
Basa la Conferencia Episcopal su posicionamiento en la idea de que el Estado no debe o no tiene la potestad de dirigir y orientar las conciencias de los ciudadanos. No corresponde, dicen, al Estado el inculcar valores que ellos suponen, pueden resultar tendenciosos u orientadores de las conciencias ciudadanas. La Educación en valores y en la moral es exclusivo de las familias y de la Iglesia. Ellos se arrogan la exclusividad de erigirse en orientadores de conciencias y en definidores de qué valores son los que se deben de inculcar en las conciencias de los niños y jóvenes de hoy.
No admiten la posibilidad de que exista ningún tipo de alternativa. Sólo la Iglesia Católica tiene la competencia exclusiva a la hora de orientar las conciencias de niños, jóvenes, padres, madres, abuelos y abuelas… ¡Cómo no!
Pero, ¿qué pasaba en tiempos de la dictadura franquista? Entonces, sí podía orientar el Estado las conciencias de niños y jóvenes, y sí se impartía una seudoasignatura de orientación de las conciencias de los ciudadanos. Se llamaba Formación del Espíritu Nacional y estaba en el Currículo.
¿Cuál era el posicionamiento de la Iglesia Católica entonces? ¿También de oposición a que el Estado pudiese orientar o educar las conciencias de los ciudadanos? No. En aquellos tiempos, ya viejos y pasados, el Estado impuesto por un levantamiento militar contra el estado de derecho de la República, era el de concebir a España como Una, Grande, Libre, Católica, Apostólica y Romana. Todo era una unidad y sólo cabía un pensamiento único y una única conciencia. Por eso nada tuvo que decir la Iglesia ante aquella asignatura que estaba dentro del Currículo del Bachillerato Elemental.
Por cierto, recuerdo que el profesor que nos impartía aquella asignatura era un alto cargo de la Falange en Úbeda. ¿Qué casualidad? ¿No? FEN… FE y de las JONS… ¡Coincidían hasta las siglas!
Entonces nadie hablaba de invasión de competencias, de que la educación en valores y el adoctrinamiento compete sólo a la Iglesia. No se alzó ninguna voz dentro de la Conferencia Episcopal. ¿Por que?
Y es que resulta que el aparato de la Iglesia, la estructura autoritaria de la Conferencia Episcopal y en particular algunos obispos están dormidos en el pasado, sueñan todavía con la España, Una, Grande y Libre. Y no han despertado. No saben que desde 1978, España es democrática. Ignoran que este país se dio a si mismo una Constitución y que es obligación y derecho del Estado difundir, inculcar y enseñar los valores democráticos que en ella están contenidos.
No es otro el objetivo de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, pienso yo; y, visto así, estoy con mi amigo Diego Rodríguez Vargas que en su artículo “Apocalipsis Now” lanza un grito de ánimo: «¡Que llegue ya la Educación para la Ciudadanía!».
Y yo terminaría con otro grito: ¡Señores Obispos, respetables Eminencias, despierten de una vez! ¡No estamos en una dictadura, ni siquiera ideológica! ¡Este país vive en democracia! Y tenemos que luchar porque esta democracia sea duradera. Y eso sólo se consigue con la Educación y Concienciación de los ciudadanos. ¡No hay exclusivismos! Todos tienen su parcela en la tarea educativa: la familia, la escuela, el Estado y, cómo no, la Iglesia; pero cada uno tiene que sentirse obligado a asumir su responsabilidad en esta tarea.
Por esta razón, el Estado, al incluir en el currículo la asignatura de Educación para la Ciudadanía no hace sino cumplir con su obligación.
En El Puerto de Santa María, a 11 de julio de 2007.

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