Apocalipsis «now» en España

07-07-07.
¡Zapatero a la hoguera! Menos mal que la Inquisición ‑la llamada Santa‑ desapareció en el siglo XIX… que si no, ¡pobre Zapatero! Tan traidor a la Patria, tan rompedor de la unidad de España, tan subsecretario él, tan bajo de nivel para presidir un gobierno, tan destructor de las familias españolas, tan dogmático en la educación para la ciudadanía, tan belicista en países extranjeros…
La igualdad de derechos de los homosexuales, la LOE impidiendo la segregación y exclusión de alumnos y el favoritismo de la enseñanza privada, la ley de dependencia, la protección a los nacimientos, la ley de igualdad de la mujer… justifican sobradamente esta legislatura.

Si yo no tuviese criterio propio, si fuese católico romano seguidor fiel de la doctrina de nuestros obispos, si me dejase llevar por tanta mentira como se construye estratégicamente en las agencias ideológicas del PP ‑FAES, COPE…‑, echaría de menos a la Santa Inquisición para poner un poco de orden en tanto desvarío. Pero, no. Hace tiempo que me liberé de las cavernícolas doctrinas del franquismo. Hace ya algunos años que no me dejo amedrentar por demagogos intolerantes que siempre estuvieron junto a los dictadores y poderes fácticos ‑obispos entre ellos‑. Hace el tiempo suficiente para que mi conciencia distinga el bien del mal y no me deje convencer fácilmente por una sotana, por mucho rango que tenga.
El mal ‑señor obispo‑ está en su cicatera concepción de la educación para la democracia; la mentira, en quienes transforman la verdad al servicio de los votos; la mezquindad, en quienes vociferan a los cuatro vientos el Apocalypse now de mi país, que no es sino un conjunto de diferentes comunidades con derecho a mejorar sus estatutos sin que eso signifique romper nada. Este país –España‑ es peculiarmente diverso; el presidente por sufragio universal es José Luis Rodríguez Zapatero; la oposición, perdedora de las elecciones por mentir, es la única fuerza política que utiliza la manipulación de la verdad y la crispación como arma electoral. Y sus acólitos, los obispos que siempre indoctrinaron en la intolerancia y el dogmatismo, pretenden animar el corral ajeno con maitines y vísperas fuera de su tiempo histórico, advirtiendo del mal donde está el bien y visionando al demonio en las ideologías que no son afines a su catecismo.
Pena me da de tanta gente conservadora de buena voluntad, de tantos católicos atónitos ante las inmersiones políticas de su madre Iglesia, siempre en defensa de los mismos principios de una religión fundamentada en el poder más conservador (¡pobres curas de la Teología de la Liberación!), nunca en defensa de los que sufren, de los pobres, de los desfavorecidos por la globalizada injusticia social de nuestro tiempo…
Que llegue ya la educación para la ciudadanía. En Austria, Dinamarca, Francia, Irlanda del Norte, Bulgaria, Malta y Chipre es materia transversal; y en Bélgica, República Checa, Alemania, Irlanda, Luxemburgo, Inglaterra, Hungría, Países Bajos, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, Finlandia, Gales, Liechtenstein e Islandia es materia integrada en el currículo.
Nuestros adolescentes, igual que los demás europeos, tienen derecho a aprender a vivir en democracia, con respeto a las diferencias en el mundo de la diversidad donde han nacido. A todos, educación como ciudadanos libres, críticos y comprometidos. Sólo a quienes lo deseen, la doctrina exclusivista de nuestra Conferencia Episcopal, que sigue alimentando las desigualdades en muchos de los colegios concertados de élite, mantenidos con fondos públicos.

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