Durante veinte años enseñé a mis alumnos de la 2.ª etapa de EGB, correspondiente ahora al 1.er ciclo de la ESO, a descubrir el conocimiento geográfico e histórico desde su entorno más cercano hasta una concepción ilimitada de lo universal. Creo que terminaban conociendo y amando su ciudad, su comunidad autónoma, su país, su continente y su planeta. En este orden, por supuesto. Pero desde hace unos años les enseño a amar primero al planeta. El cambio climático ha reinvertido el orden. O nos sentimos ciudadanos del mundo o nuestro entorno próximo dejará de existir en un futuro cada vez menos lejano. ¡Cómo cambian las cosas!

El origen de las crisis económicas que sufrió nuestra querida España durante la Edad Moderna tiene su origen en la nefasta política económica que desarrollaron Isabel y Fernando. Y si enseñamos en la escuela la meritoria unificación de España por la fuerza, también debemos enseñar cuantas medidas autoritarias y desafortunadas tomaron, causa del hundimiento posterior.

Me ha llamado la atención la noticia publicada en determinados medios sobre las conclusiones de los estudios que la FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales) ha hecho sobre la LOE: «FAES alerta de que el recorte de Humanidades del Gobierno acaba con la herencia cultural española».
«Así los alumnos de primero de ESO dejan de estudiar cuestiones fundamentales como el reino visigodo o las grandes civilizaciones antiguas (Egipto, Mesopotamia y el Helenismo)». (…) «El plato fuerte se produce en cuarto curso, donde del temario de materias comunes desaparecen las referencias a los grandes periodos de nuestra Historia. Así, ni oír hablar de los Reyes Católicos, el descubrimiento de América, Carlos V… desaparecen también las referencias al Estado liberal y la Restauración, pero sí queda espacio para estudiar la influencia social de los medios de comunicación».
(…) «Suprimir el estudio de la Historia, Geografía y Literatura común supone un atentado contra la cultura española, y pone gravemente en peligro su continuidad».
Al terminar de leer la noticia sentí escalofríos. ¡Pobre país! Sin cultura propia, sin Reyes Católicos, sin descubrimiento de América… ¡España se rompe!
Enseguida busqué información sobre el proyecto curricular de la LOE. Necesitaba asegurarme de que la alarma del ilustre organismo –FAES- presidido por Aznar y secundado por Boyer, era cierta.
No lo era. El descubrimiento de América (bloque 3 de segundo curso de ESO) se intuye incluido en el tema “La colonización de América”. Si no se descubre el nuevo continente difícilmente se iba a colonizar.
Reyes Católicos, Carlos I… se contemplan en temas como “Evolución política y económica de la Península Ibérica en la época moderna”.
“La monarquía hispánica y la colonización de América”, sin citar a los monarcas por su nombre, implica su estudio, desde luego dando el protagonismo que nunca tuvieron las repercusiones económicas de sus políticas.
También me tranquilizó comprobar que Egipto, Mesopotamia y el Helenismo están contemplados en el programa. Copio textualmente de la LOE (bloque 3 de 1.er curso de ESO):
—«Las primeras civilizaciones urbanas» (¿No son Sumer y Egipto las más significativas?).
—«El mundo clásico: Grecia y Roma. La democracia ateniense». Siguen los contenidos referidos a la organización política y social, arte, cultura, etc. de estas civilizaciones.
Confuso por tantos despropósitos de esta ilustrada FAES y preocupado por el daño que hacen a quienes honestamente acatan sus opiniones por dependencias ideológicas, me dispongo a seguir enseñando la Historia por el camino que la reforma educativa me llevó hace ya bastantes años: trabajando para que mis escolares sean –en palabras de Giner de los Ríos- «activos que piensan, que hablan, que discuten, que se mueven, que están vivos…».En definitiva, que no se dejen llevar por manipulaciones intencionadas y consigan una auténtica autonomía moral, intelectual e ideológica. Y la FAES que se dedique a asesorar mejor a su presidente en las copas de deben tomar los conductores. El mejor consejo que le pueden dar es que permanezca en silencio. Por su bien propio, por el de su partido y por su país, que también es el nuestro.