La Historia con Sonetos: Juana la Beltraneja e Isabel la Católica.

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(LECCIONES DE HISTORIA)

  1. JUANA E ISABEL

Con el nacimiento de Dª Juana (1462), hija de Enrique IV, conocido como el Impotente, el embrollo dinástico sobre la futura sucesión en el trono de Castilla se encrespó extraordinariamente. La nobleza castellana, habitualmente levantisca, se puso en pie de guerra apoyando a uno u otro de los pretendientes.

A Dª Juana le atribuyeron ser hija de D. Beltrán de la Cueva, un noble ubetense, muy relacionado con la Corte y con el rey Enrique, aunque, según algunos autores, su lejanía de la misma en los momentos clave hicieran imposible dicha paternidad, y en opinión de otros, hubiese un consentimiento del rey. Sin embargo, interesadamente o no, los rumores sobre la impotencia del rey, e incluso sobre su homosexualidad, hicieron crecer el cuestionamiento de la legitimidad de Juana como hija de Enrique, lo cual alimentaba las opciones de Alfonso e Isabel, hermanos por parte de padre (Juan II de Castilla) del propio rey Enrique.

  Parece que la opción del infante Alfonso iba ganando adeptos, cuando su muerte inesperada (en la que, según algunos autores, su hermana Isabel podría haber tomado parte), despejó el camino a Isabel (la futura reina católica).

El enfrentamiento entre Juana, la legítima heredera si no se demostraba lo contrario, e Isabel, la impostora en este caso, tomaba cuerpo. El apoyo de gran parte de la nobleza castellana y de la corona de Aragón, cuyo heredero Fernando(futuro rey católico) había contraído nupcias clandestinas con Isabel, a la espera del consentimiento papal por parentesco de ambos, inclinaba las fuerzas hacia Isabel, dejando a Juana desprotegida, hasta cierto punto, en Castilla, aunque con el importante apoyo del rey Alfonso V de Portugal, con quien Juana se había desposado cuando apenas había cumplido 13 años.

La guerra de sucesión por la corona de Castilla estaba servida. Tras escarceos más o menos importantes (ahorraré detalles y nombres, para evitar más confusión), la guerra de sucesión llegó a su cénit. Una igualada batalla de Toro (1476) y el agotamiento de las fuerzas contendientes, propició la paz-tratado de Alcaçobas-Toledo(1479) con el reconocimiento de Isabel como reina de Castilla y la independencia de los reinos de Castilla, Aragón y Portugal. La “legítima” Juana, ante la evidencia del resultado de los acontecimientos, decide o “la deciden” a recluirse en un convento, hasta su muerte en 1530, mientras la “impostora” Isabel iniciaba su leyenda.

  1. 3. JUANA E ISABEL

Triste destino el de la “Beltraneja”,

enfrentándose a Isabel, la impostora,

que intenta coronarse, sin demora,

mientras Juana busca quien la proteja.

 

Nobleza aragonesa y castellana

aúnan fuerzas contra la heredera

cuestionada, que muy pronto encendiera

la guerra contra Portugal y Juana.

 

El incierto resultado de Toro

y Alcaçobas, como la paz ansiada,

lleva al fin de una guerra desdichada

 

y también a la quiebra de un tesoro:

El triunfo de los Católicos Reyes

transgrediendo las dinásticas leyes.

 

Y empezó: “tanto monta, monta tanto”,

el reinado de Isabel y Fernando.

 

Autor: Juan Antonio Fernández Arévalo

Juan Antonio Fernández Arévalo: Catedrático jubilado de Historia

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