A mi hijo.
(Disminuido en su
expresión y rico en amor )
Maravilloso niño,
cuánto te quise,
lucero de mis sueños,
te recuerdo… ,
estrella del firmamento,
tan radiante,
ángel de mis amores,
tan risueño.
Contigo fui tan feliz,
más que en los sueños.
Fuiste mi amor y luz
y mi embeleso.
Fuiste tú mi refugio
y mi consuelo.
¡Cuánta dulzura diste,
y cuánto anhelo!
Por ti yo daría el alma,
en regresarte,
y soñar junto a ti
que nos queremos.