¡Hasta siempre, Kindermundi!

Me da mucha pena estar agotando los últimos días de mi único curso de guardería (septiembre 2021-julio 2022), en ese maravilloso lugar de la calle Parras de Sevilla, en la que se encuentra ubicada Kindermundi; pues esta etapa ha sido trepidante y maravillosa (quizás como otras que se me presentarán en la vida) y que ya nunca volveré a vivir; aunque me quedará siempre su poso simpático, agradable y melancólico, que podré degustar toda la vida que Dios me dé, gracias a la memoria prestada de mis padres, hermano y abuelitos (íos), pues con dos años y nueve meses que tengo no podré recordar todos estos momentos como a mí me gustaría…


Tengo tantas cosas que agradecer a mis lindas señoritas Sara, Eva, Gina, Serafina, Linda, Kathrin, Julie, Lena, Theresa, etc. y a las que se han ido marchando cuando han acabado su período de prácticas que la lista se haría interminable; aunque aprovecho para hacer una somera relación de todo lo que les debo por lo mucho y bien que se han portado conmigo. ¡Las quiero tanto; pues han sido y serán siempre mis segundas mamás…!


Gracias a ellas he descubierto lo que es el amor más puro y sincero, practicando la amistad con mis catorce queridos y encantadores compañeros de guarde: Laura, Amelia, Marco, Alba, Clara, Iago, Mario, Cloe, Abril  Guéry, Abril Sacaluga, Pablo, Luis, Nico, Olivia, Evelina, Pedro y Antonia. También me han enseñado buenos modales de comportamiento, tanto con mis compañeros como con ellas, incluso alimentándome sana, variada y ecológicamente durante todo este curso. Menos mal que seguiré -el próximo- bajando a comer tan ricamente en este paraíso de mi infancia… No puedo olvidarme de Arne, nuestro simpático cocinero, que bien sabe prepararnos el menú equilibrado diario para saciar nuestra hambre canina. ¡Qué hubiera sido de mí a la hora de conseguir mi control de esfínteres, si ellas no me hubieran guiado y ayudado por el buen camino evitándome escapes inoportunos…!


Muchos de los valores que ya voy echando en mi alforja personal se los debo a ellas. El buen ejemplo de mis magníficas guías que hacen milagros cotidianos; la alegría diaria al recibirme y despedirme; la solidaridad con la vida del amigo/compañero cercano; la paciencia en aprender a esperar mi turno; la entrega y el afecto por doquier… Todo ha sido plantado en mi pequeña cabecita con la connivencia de mis padres y abuelos, siempre buscando mi bienestar y que mi educación fuese sana y espontánea, para que yo pueda ir a primero de infantil -el curso que viene- con todos los rudimentos psicológicos, personales y sociales necesarios para triunfar allí, como ya lo hicieron otras generaciones anteriores; y, especialmente, acompañar a mi hermano Abel, que ya ha pasado a 2º de primaria y está súper contento, con sus buenas notas y con auténticos amigos por doquier…


Menos mal que aunque ahora me despido del horario de guardería, para marcharme al colegio Huerta de Santa Marina, volveré con mi hermano y otros amigos y con unas nuevas señoritas para comer todos los días del próximo curso 2022-2023. Será un alivio volver a veros guapas y amadas señoritas para daros muchos besos y abrazos, que bien os los merecéis y mucho más…, por haber cumplido conmigo y con mis compañeros esa misión tan grata y motivadora: hacernos pequeños hombrecitos con un alma grande…


También me consuela en estos momentos -un tanto- la nueva manta de juego que me está haciendo la ía. Me gusta tanto que la he ido supervisando desde que ella la empezó a hacer, pues todos los días -cuando llego a su casa- lo primero que le pregunto es dónde están los trozos que la componen, para que me los ponga en el sofá y yo le repita -por enésima vez y con la gracia que me caracteriza- la retahíla de nombres de los adornos que la componen (camión con arena, tractor, hormigonera, tren y grúas)

que tan bellamente ha sabido plasmarla mi querida ía. Hasta a las señoritas de Kindermundi les oigo decir lo artista que es. Y llevan toda la razón. Yo voy señalándolos alegremente, con mi dedo índice derecho, soltando en voz alta, con seguridad y aplomo, sus nombres que son tan gloriosos para mí…; como siempre será mi querida Kindermundi. ¡Hasta siempre, nunca te olvidaré…!


P.D.: Aunque sea mi ío el que firme el escrito, que sepan ustedes que he sido yo el que le ha dicho al oído (con mis palabras, claro) todo lo que tenía que poner…


Sevilla, 11 de julio de 2022.
Fernando Sánchez Resa

Deja una respuesta