LOS FUSILAMIENTOS DEL 3 DE MAYO
(Francisco de Goya, 1814)
Tras unos populares levantamientos
Murat dijo: “Francia clama venganza”,
y se originó una horrible matanza
que Goya plasmó en Los fusilamientos.
La escena, que se abre al impresionismo,
fusiona el color y la luz radiantes
en un espacio tétrico, impactante,
en el que domina el romanticismo.
El héroe, majestuoso e incitante,
-brazos abiertos-, reta a los soldados
sin rostro entre las sombras ocultados.
Goya, un afrancesado, la violencia
ciega condena, en un impresionante
cuadro, que alcanza así la trascendencia.
(La carga de los mamelucos, 2 de mayo)
Ortega dixit: “No es afrancesado
porque tiene una escasa inteligencia”,
pero su innovadora excelencia
y su muerte en Burdeos, exiliado,
deja a Ortega un tanto descolocado.
No me atrevo a llamarle deslenguado.