SUSANA Y LOS VIEJOS
(Artemisia Gentileschi, 1610)
Cuando se publicó el cuadro de “Susana y los viejos”, de Artemisia Gentileschi, cometí un error en el texto del poema, que intento subsanar ahora con la nueva presentación.
Cuando escribí el soneto me pasó inadvertido que la violación que sufrió la pintora romana se había producido en 1611, un año después de la pintura de este cuadro. Esa es la razón por la que hablaba del recuerdo angustioso de su violación. Los acontecimientos fueron tan próximos que no reparé en las fechas, aunque desde luego parece que se estaba produciendo ya un cierto acoso sexual.
No sé si alguien ha descubierto el gazapo pero, en todo caso, el rigor intelectual me obliga a enmendarlo.
El padre de la pintora, Orazio Gentileschi, había contratado como colaborador en su taller al pintor Agostino Tassi, que ciertamente no era persona muy recomendable desde el punto de vista moral. En esos tiempos los colaboradores del taller vivían en la propia casa del maestro. Allí, pues, conoció a Artemisia que, además de hija, era discípula del propio Orazio, a la que persiguió, acosó y finalmente violó. Ahorro a mis lectores los entresijos del acto que la pintora tuvo que hacer en su declaración ante los jueces.
Este hecho supuso para Artemisia una vejación que difícilmente superó a lo largo de su vida. Desde entonces empezó a nacer en ella una fuerte idea feminista sobre el papel de la mujer en la vida cotidiana, convirtiéndose en un notable precedente del feminismo en Europa.
Por lo que hace a Agostino Tassi, tras su absolución en un primer juicio, fue condenado en una segunda sentencia a cinco años de cárcel o al exilio fuera de Roma. Lógicamente eligió el exilio.
En estos tiempos de especial sensibilización por los delitos de violencia de género, el ejemplo de Artemisia Gentileschi cobra una destacada importancia, sobre la que toda persona decente tuviera que expresar su solidaridad más rotunda.
En cuanto a la enmienda del poema, he sustituido el primer cuarteto por otro y lo he pasado al segundo lugar.
Muchas gracias por haberme aguantado la perorata.
SUSANA Y LOS VIEJOS
(Artemisia Gentileschi, 1610)
Una muchacha desnuda y hermosa.
Tras el baño, húmeda y anacarada,
rechaza la inquietante, ruin mirada,
y la soez propuesta, temblorosa.
Parece el cuadro una premonición
que Artemisia Gentileschi intuyera,
con rotundidad nítida y certera,
la historia de su acoso y violación.
Sigue al Caravaggio naturalista
con elegancia, sin sensiblería,
clara la luz y cálidos colores.
Avant la lettre un cuadro feminista,
sin provocativa coquetería,
extendida expresión de los pintores.