Los Reyes Magos se encargaron de echarme la ansiada cometa que llevaba añorando durante bastante tiempo. Y llegó envuelta y bien empaquetada por arte de birlibirloque…
¡Qué ilusión más grande me hizo!; pero, como en la capital y con el tráfago diario nunca tenemos tiempo de hacer lo importante, sino solamente lo cotidiano y necesario, he tenido que venir a Torre del Mar (Málaga) en el puente de mayo y la feria de abril de Sevilla para alcanzar mi sueño: volar mi primera cometa con la ayuda de mi mamá, especialmente, y la de mi abuelito materno, siendo la admiración de mi hermano Saúl y todos los bañistas que me acompañaban en esos sublimes momentos…
Qué nervios pasé cuando mamá la formó, tras visionar un vídeo de cómo se montaba, pues no tenía idea de ello. Y es que eso es lo bueno que tiene Internet (aunque me advierten -los que bien me quieren- que no es oro todo lo que reluce en la Red…).