«Todo está sucio», decía una turista el otro día por la calle Regina, en Sevilla. No hay posible limpieza por más Lipasam (empresa de limpieza de la capital del Betis) que haya, mientras falte el civismo y el razonamiento del ciudadano de a pie que prefiere tener perros en lugar de hijos; y, encima, no quita sus excrementos dejando que el resto de ciudadanos los pisen y se embadurnen en mierda…
Sabemos que el mal ejemplo abunda y basta con que unos pocos de los muchos propietarios de perros hagan eso para que nos tengan a todos los ciudadanos en jaque. Es lo que pasa siempre en cualquier grupo, si alguno de sus componentes sale díscolo y/o malafollá, apañado va el resto, si no se le pone freno a tiempo. Como le ha pasado a Putin que tras apoderarse de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, desde 2000 se produjeron los casos de Crimea, Transnistria, Osetia del Sur y Abjasia. O se le paran los pies o entra como Pedro por su casa en cualquier país europeo sin contemplaciones.