Ahora que ya creemos estar en la sociedad más avanzada del mundo mundial y todo nos parece bien, sin que nos extrañe nada, es posible que pronto surja un nuevo tipo de familia, inventado y promovido por los norteamericanos (complementado con tecnología china, como casi todo), puesto que los hábitos sexuales están cambiando vertiginosamente.
La proporción de adultos que no tienen relaciones sexuales ha alcanzado un máximo histórico en América del Norte (y, por imitación, en el resto del mundo civilizado occidental); por lo que puede no resultar vergonzoso declarar públicamente que se encuentra emparejado o amancebado (¡qué mal suena esta palabra hoy en día!) con un robot sexual más o menos inteligente que satisface todos sus apetitos sexuales de una manera metódica, sin oponerse nunca a nada, y que no le calienta la cabeza con problemas de ningún tipo; claro, eso, si el robot no tiene voz ni inteligencia artificial, porque si las tiene instaladas, mal anda todo aquel que quiera tener privacidad y silencio en sus relaciones de alcoba; a no ser que lo silencie antes de empezar.