Por José Luis Rodríguez Sánchez
En una cadena de televisión, cuya orientación podemos suponer, invitaron a una conocida propagandista norteamericana, Laura C. Shlesinger (también es médica, psicóloga, autora de best-sellers y consejera familiar), que desde hace bastantes años lleva un talk-show de los más seguidos en Estados Unidos. Millones de personas la siguen, aparece de forma habitual en diarios y cadenas de televisión y ha recibido todos los premios habidos y por haber en ese mundillo. Uno de sus libros más vendidos se titula “Los diez mandamientos. El significado de la ley de Dios en la vida cotidiana”. El programa en cuestión versaba sobre la oposición al matrimonio gay. Esta comunicadora defiende que la homosexualidad no puede ser consentida, porque lo prohíbe la Ley de Dios, concretamente el versículo 18:22 del Levítico: “No te echarás con varón como mujer, es abominación”. Y completa su afirmación con el versículo 20:13, que afirma: “Si alguien se acuesta con varón como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos».
Como esta comunicadora tiene un canal de preguntas, me atrevo a hacerle algunas, y pedirle consejo sobre otras leyes bíblicas, en el ánimo de mejor cumplirlas.
El Levítico, 25:44, establece que puedo poseer esclavos, tanto varones como mujeres, mientras sean adquiridos en naciones vecinas. Un amigo mío asegura que esto es aplicable a los portugueses, pero no a los franceses. ¿Me podría aclarar este punto? ¿Por qué no puedo poseer franceses?
Si quisiera vender a mi hija como esclava, tal y como indica el Éxodo, 21:7, ¿qué precio piensa que sería el más adecuado, dada la inflación subyacente? En el Lev. 27:3 fijan la cantidad de 50 siclos de plata si es varón y 30 si es hembra. No entiendo esa rebaja por ser mujer. Y, ¿a cuánto está, en euros, el siclo de plata?
Tengo un vecino que insiste en trabajar el sábado. El Éxodo 31:15 y 35:2 establece que merece la pena de muerte. ¿Estoy moralmente obligado a matarlo yo mismo?
Sé que no estoy autorizado a tener contacto con ninguna mujer mientras esté en su período de impureza menstrual (Levítico 5:19-24). Pero si intento preguntar si están en esa fase, muchas se ofenden. ¿Qué puedo hacer?
Leo en el Levítico, 11:6-8, que tocar la piel de un cerdo muerto me convierte en impuro. ¿Puedo seguir usando guantes en invierno?
La mayoría de mis amigos varones llevan el pelo bien cortado, incluso en la zona de las sienes, a pesar de que esto está expresamente prohibido por el Levítico, 19:27. ¿Cómo han de morir?
Ya sé que en Lev. 19:26 dice “No coman nada que tenga sangre”. Me encanta la morcilla de Burgos… ¿Puedo ofrendar un sacrificio de una paloma (que no me gusta su carne), (Lev. 1:14), para compensar?
Mi primo está perdiendo el pelo de la coronilla y no le gusta la barba larga. Quiere afeitarse la cabeza y llevar perilla recortada. Sabemos que incumple el precepto del Lev. 19:27: “No haréis tonsura en vuestras cabezas, ni dañaréis la punta de vuestra barba”. ¿Pueden apedrearlo en la puerta de la ciudad? (Lev. 24:16).
Mis vecinos tienen un hijo algo rebelde y protestón. Pero como en el fondo lo quieren y dicen que no es mal chaval, no se atreven a llevarlo ante los ancianos del pueblo, porque luego tendrían que apedrearlo hasta morir en la puerta de la casa (Lev. 21:18-21). ¿Podría convalidar esa pena metiéndolo en un internado dos o tres años?
En el Levítico 21:20, se establece que uno no puede acercarse al altar de Dios si tiene un defecto en la vista. Uso gafas para leer. ¿Mi agudeza visual tiene que ser del 100%? ¿Se podría rebajar un poco esta condición?
Un familiar de mi mujer tiene una granja. Incumple lo que se dice en el Levítico 19:19, ya que siembra dos cultivos distintos en el mismo campo (trigo y olivos), y también lo incumple su mujer, ya que lleva prendas hechas de dos tipos de tejido diferentes (algodón y poliéster). Además, se pasa el día maldiciendo e insultando. ¿Es realmente necesario llevar a cabo el engorroso procedimiento de reunir a todos los habitantes del pueblo para lapidarlos? (Lev 24:10-16). ¿No podríamos sencillamente quemarlos vivos en una reunión familiar privada, como se hace con la gente que duerme con sus parientes políticos? (Lev 20:14).
Pese a lo que se dice en Cor. 14:34 (“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice”), mi mujer no se calla ni debajo de agua. ¿Qué he de hacer? Incluso he tratado de que se aplique el precepto de Cor. 14:35 (“Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos”), y ha sido peor… Porque me ha leído el texto del Lev. 12:1-5 (“Pero quiero que sepáis que Dios es cabeza de todo varón, y el varón es cabeza de la mujer… Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, porque él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón”) y me ha pedido que se lo explique… Y aún estoy releyéndolo…
Espero anhelante sus repuestas. No sabe usted el sinvivir que me embarga…