El sofisma del referéndum unilateral, y 2

Por Salvador González González.

Cuarto: A mi entender, hay un problema básico en el Estado de las Autonomías, que es el que ha traído todo este enfrentamiento con pulso de la CC AA al Estado incluido. Lo define la palabra “DESLEALTAD”, de unos poderes sobre otros .Ni el poder Central ha entendido de una vez por todas, que tan estado es un Presidente de una Comunidad Autónoma o un Delegado de Gobierno de la Comunidad, como el propio del Gobierno Central que este nombra, con lo cual se han duplicado cargos que han incrementado los costos del aparato del Estado (creando, por este despilfarro, una oposición de muchos a este Estado de las Autonomías) y son fuentes de problemas competenciales, pues hay dobles agentes para desempeñar la misma misión y con los mismos objetivos; y las CC AA, en muchos casos, no han sido leales con el Poder Central, no respetando ni aceptando lo que emana legítimamente del mismo.

Se han utilizado, partidariamente, las CC AA contra el Estado, cuando políticamente ha interesado; y, al revés, también. De manera que, cuando se dice «Es que, dando tantas competencias a las CC AA, el Estado se ha adelgazado demasiado», están demostrando, con esa afirmación, que no acaban de asumir la nueva realidad; porque, repito: tan estado es poder central como el de las CC AA; así que no existe tal adelgazamiento. Debiera acabarse, de esa manera, con las competencias y pugnas entre los diversos poderes territoriales, con el poder central y, por ello, con respeto mutuo, porque, como he dicho, todos son Estado; me vienen a la mente los EE UU, donde cada Estado toma sus propias decisiones, de manera que en unos se permiten cosas que en otro no se toleran; ejemplo: la pena capital se permite en algunos Estados y en otros no; los 50 estados cuentan con soberanías independientes, dotados de sus propias constituciones estatales y sus propios gobiernos; pero, no por ello, todos son, y por encima de las diferencias, americanos. Cualquier manifestación deportiva o de la índole que sea, casi siempre es precedida por el himno y/o el izado de las barras y estrellas; por supuestísimo, a nadie se le ocurriría silbar a algunos de estos símbolos nacionales, porque serían abucheados y menospreciados por el resto y posiblemente algo más. Resulta, por ejemplo significativo, que, en tema de seguridad, sucede otro tanto; cualquier contratiempo que surja al respecto, en primer lugar aparece la policía del lugar; si ésta es incapaz de resolver el asunto, se recurre, en segundo lugar, a la policía de ese Estado; pero, como tampoco ésa sea capaz de ello y se llame para que intervenga a la Policía Federal, entonces las otras se repliegan y es ésta la que toma el mando, sin permitir injerencias en su labor.

CONCLUSION-PROPUESTA: Esto es difícil hoy que se arregle y es otra opinión personal, en lugar de que eso va a partir España, como algunos dicen, si desde los Entes Territoriales, con posiciones Federalistas o incluso Confederales, se pactasen una confluencia de reforma Constitucional consensuada, que permitiera, de una vez por todas, fijar qué competencias son de éstas y cuales son exclusivas del Estado Central, con claridad y precisión. Y, de igual modo, se garantizasen principios irrenunciables de solidaridad, subsidiaridad y tratamiento de igualdad para todos, sean del territorio que sean, de manera que, por ejemplo, haya una sanidad y educación básica igual, mediante leyes básicas de mínimos, en todo el territorio del Estado Central y que, luego, cada ente territorial amplíe hasta donde sus ciudadanos quieran o toleren, porque serán ellos, a la postre, los que con sus impuestos, mediante una autogestión de los mismos en cada CC AA, con Agencia Tributaria propia, si se quiere, ¿por qué no? (reservando la parte proporcional que corresponda al Estado Central para sus competencias propias y para labores de Solidaridad como complementación o de Subsidiaridad para suplir las carencias en otras que no puedan), a que quieren destinar sus recursos; de esa manera, de igual modo a quienes deben pedirles responsabilidades en mayor cuantía, sería a ese poder más cercano al administrado. Con un Estado así, con competencias claras y definidas (Y CON LEALTAD INSTITUCIONAL), permitiría una España más coherente y unida territorialmente, como cuando, haciendo una referencia histórica, España estaba formada por reinos, que fue próspera, fuerte y respetada, en las Españas de entonces (que así se denominaban), se aceptaban las realidades territoriales y las diferencias culturales y la Corona reinante tenía obligación de rendir cuenta a los distintos reinos que conformaban una realidad política que fortaleció con ello a la Corona y al Estado, en lugar de fragmentarlo. «Estamos aquí, porque ha prevalecido lo que nos ha unido. El primer imperio global de la historia de la humanidad involucró todas las Españas, pues es mentira que aragoneses y catalanes no participaran en él. Vascos compitieron con extremeños, andaluces, castellanos y canarios en el empeño de hallar “tierra para descubrir y ganar”. El primer fraile que celebró misa en América fue el catalán Ramón Pené. Hubo virreyes catalanes del Perú, como Amat y fueron marinos vascos y gallegos quienes exploraron el Atlántico Sur o Australia. La toponimia española del globo es tan rica, porque españoles llegaron allí y se quedaron. En la historia de que aquella España que creó la globalización, nos reconocemos en lo que hemos sido; pero, sobre todo, en lo que debemos ser en adelante» (Manuel Lucena Giraldo‑Historiador).

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