La Vía del Sureste – 27

Por Manuel Almagro Chinchilla.

Castañar de Ibor – Valdehuncar, 30 km.

Al día siguiente, cruzamos el Tajo por el embalse de Valdecañas, parando a dormir en el diminuto pueblo de Valdehúncar ‑120 habitantes‑, donde nuestro paso fue todo un acontecimiento en la pacífica población. Habíamos salido de Castañar a las cuatro y cuarto de la mañana. Era el día 21 de julio, miércoles. Los kilómetros cunden con el fresco de la madrugada.

 

 

Bien salido el sol, paramos a desayunar y continuamos hasta aproximarnos al enorme embalse de Valdecañas. La sequía del verano se dejaba notar en el nivel del agua. Caminamos por la comarcal E‑118 y nos desviamos a la derecha para contemplar las ruinas de Talavera la Vieja, “Talaverilla” como es conocida también. Tomamos fotos y descansamos un rato, tratando de llevar el pensamiento a la Hispania romana. Fascinante.

 

Después atravesamos el Tajo, bastante pobre de caudal y maloliente. Desisten quienes tenían intención de bañarse. Abandonamos la carretera en un cruce para introducirnos por un  camino vecinal hasta Valdehúncar, 5 kilómetros. En el pueblo nos reciben el párroco Julián, la exalcaldesa Ana María, también Helita que trabaja en la central nuclear de Almaraz y varias mujeres. No hay agua debido a una avería y nos llevan en coche al pueblo de al lado, Peraleda de la Mata, donde nos aseamos y nos dan de comer opíparamente.

 

De vuelta a Valdehúncar, nos alojan en una casa rural, maravillosamente acondicionada y decorada con motivos típicos. Por la tarde, se celebra misa, oficiada por nuestro cura, a la que asiste mucha gente. También nos preparan la cena y nos retiramos pronto a dormir a la azotea de la casa. El calor era espantoso.

almagromanuel@gmail.com

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