Salimos de nuevo al patio para entrar en la iglesia y hacer la sexta y última parada. Nadie duda ya un momento en sentarse en las butacas del auditorio para oír el entretenido y denso discurso que nuestro guía nos sigue regalando, ilustrado con providenciales fotocopias a color. Comienza diciendo cómo los franceses, en la Guerra de la Independencia (hacia 1810), se lo cargaron casi todo, pues esto fue cuadra o establo para los caballos. Nos enseña también una foto de la iglesia en 1930-40, haciendo elucubraciones de dónde se encontrará el coro actualmente (se entiende, las maderas trabajadas…), pues, antiguamente, en Úbeda hubo tres coros: Hospital de Santiago, Iglesia de Santa M.ª de los Reales Alcázares y Sacra Capilla de El Salvador. Hoy en día están todos mezclados. José Manuel nos anuncia que están rehaciendo el de El Salvador. Ya veremos cómo queda…
Nos habla de que las pinturas enriquecen la simplicidad de la arquitectura y son de finales del siglo XVI, atribuyéndoselas a los pintores Pedro de Raxis y Gabriel Rosales que vinieron a decorar El Escorial y el Palacio del Viso del Marqués; así como a Julio Aquiles, que introdujo el grutesco en España; aunque las investigaciones de Arsenio Moreno Mendoza están aportando luz a otros nombres… Y Almansa nos enseña varias fotografías en color y nos aclara que aquí había retablos de otros conventos, como el de San Nicasio…
El espacio abovedado queda conformado por dos grandes bóvedas vaídas, rodeadas de cuatro de cañón que realizan un juego de fuerzas que se contrarrestan. Son las que llama Joaquín Montes Bardo “bóvedas parlantes”, porque cuentan historias del pecado, de la muerte, de la vida del futuro… Almansa nos traduce una que le llama la atención, la número 4: “Después del hombre, el gusano; después, el horror y el olor…”.
Ante la pregunta de si se puede acceder a la tumba de don Diego de los Cobos (quien hubiese querido que se hiciese un catafalco permanente ante el altar mayor, pero que las nuevas doctrinas del Concilio de Trento no se lo permitieron), el ponente responde que él no ha bajado nunca a la tumba, aunque sí se puede acceder. Después, yo me acordaría de que ya fue mancillada en la invasión francesa de 1810 y que don Joaquín Cuadra ordenaría hacer una urna de piedra, forrada interiormente de plomo, para guardar cuidadosamente tan venerables restos ultrajados…
Otras bóvedas contienen cartelas mitológicas o evangélicas; expulsión del Paraíso; Caín y Abel… y que conectan con las cantorías, la escalera del palacio y el coro.
Explica el coro y, especialmente, el sotocoro que tiene restos de policromía con figuras, donde aparecen sibilas en los pies de la iglesia, que son símbolos paganos, porque eran donde se colocaban los catecúmenos que todavía no eran iglesia, y que ejercen de antiguos profetas, pues nos recuerdan la idea de Cristo. Todas lo muestran mediante un lenguaje simbólico. Nos va señalando y documentando las siete sibilas que allí se encuentran: Eritrea, predice que Cristo será hijo de una Virgen; Samnia, el Nacimiento de Cristo; Cumana, la Epifanía y la llegada de los Reyes Magos a ver al Niño; Europa anuncia la huida a Egipto y la matanza de los Santos Inocentes; Pérsica, anticipa la Inmaculada Concepción; y Tiburtina, con la mano cortada, representa la Pasión y Muerte de Cristo.
Al finalizar la visita, se producen sinceros y fuertes aplausos para nuestro entendido guía por el rato tan bueno que hemos pasado todos. Después, María del Mar anuncia la próxima visita: Mujeres en la historia de Úbeda, para el domingo 27, a las 12 de la mañana…
Todos salimos muy satisfechos por las más de dos horas de intensa y productiva visita turística que ha colmado las expectativas de todo el mundo. Algunos, aprovechan para ver las dos exposiciones que hay actualmente en las salas de este magnífico centro cultural; otros, marchan a sus quehaceres cotidianos o al encuentro del amigo para tomar esa caña fresca (vino, vermut…) con su inigualable tapa, que tan bien sienta a esas horas del mediodía… ¡También esto es cultura…!
Úbeda, 19 de septiembre de 2015.