Sobre imágenes literarias

01-03-2010.
Uno de los mejores estudios sobre las imágenes de la poesía moderna es el que ha hecho Carlos Bousoño en su libro sobre La poesía de Vicente Aleixandre. En él se distingue entre alegoría, símbolo, imagen visionaria continuada, imagen tradicional, imagen visionaria simple y visión. En este breve texto, nos ocuparemos exclusivamente de las imágenes visionarias (continuada y simple) y la imagen tradicional. Empezaremos por esta.

En la imagen tradicional, la correspondencia entre el plano real A y el plano irreal B es formal, referida a cualidades materiales o físicas. Dicho de otro modo: «Imagen tradicional es la representación de seres inmateriales o de ideas abstractas en formas sensibles y animadas; o de seres materiales revestidos de gran viveza y colorido». Juan Nicasio Gallego hace esta imagen de España:
“El dos de mayo”
Junto al sepulcro frío,
al pálido lucir de opaca luna,
entre cipreses fúnebre la veo:
trémula, yerta, y desceñido el manto,
los ojos moribundos
al cielo vuelve, que le oculta el llanto:
roto y sin brillo el cetro de dos mundos
yace entre el polvo, y el león guerrero
lanza a sus pies rugido lastimero.
Las imágenes tradicionales se suelen clasificar así:
Imágenes directas: Las que representan a seres visibles con gran viveza y colorido.
Fernando de Herrera pinta vivamente la destrucción de un Faraón:
“A la batalla de Lepanto”
Tú rompiste las fuerzas y la dura
frente de Faraón, feroz guerrero;
sus escogidos príncipes cubrieron
los abismos del mar, y descendieron,
cual piedra, en el profundo, y tu ira luego
los tragó, como arista seca el fuego.
Imágenes figuradas: Las que revisten de formas visibles a los seres invisibles o a los conceptos abstractos.
Es conocida la imagen de la vida que hace Jorge Manrique:
Nuestra vida son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir.
Imágenes mixtas: Son las que participan de las dos clases anteriores, como se puede apreciar en este texto de Juan Zorrilla de San Martín:
“Tabaré”
Todos duermen: las aves en el nido,
los niños en el cielo,
en las cunas los ángeles
y en las ramas inmóviles el viento.
Dámaso Alonso distingue entre imagen («los dientes eran perlas») y metáfora («las perlas de su boca»), según que se mencionen los dos elementos entre los que se establece la relación (imagen) o que se mencione solamente el elemento irreal, quedando el real sin expresar (metáfora).
Se han establecido numerosas divisiones de imágenes: gusto, olfato; estáticas, dinámicas; cromáticas, sinestésicas; ligadas, libres; pero nos interesa seguir la distinción anunciada por Carlos Bousoño, según su valor práctico:
Imagen tradicional: hay una relación visible y racional entre los dos elementos de la imagen (por semejanza física o moral; por identidad de valor o espiritual).
Imagen visionaria: no hay una relación visible ni correspondencia clara entre los dos elementos de la imagen; pero la irracionalidad no es puro capricho, sino vehículo de gran expresividad. El lector ha de descubrir las relaciones asociativas. La imagen visionaria es característica de la poesía actual.
La imagen en la Generación del 27
Hay dos versiones de imágenes en las que aparecen los planos real e irreal:
Imágenes visionarias continuadas: Se sustituye globalmente un plano real A con un plano irreal B; pero la realidad de A es material, es decir, una mujer, un río, un árbol, etc. Se extiende a todo el poema o a un fragmento considerable de él.
¿Serás, amor
un largo adiós que no se acaba?
(Salinas)
*
Llegó la sangre al río.
(Guillén)
Imágenes visionarias simples: No son continuas. En ellas, un plano B, irreal, mencionará una cosa igualada a otra de un plano A, real; y esa ecuación estará basada no en una correspondencia de forma, sino de emoción.
El alma era un aullido
(Alonso)
*
Tu delicada mano silente
(Aleixandre)
*
Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora
(Lorca)
*
Tonto llovido del cielo
(Alberti)
*
Niño en brazos del aire
(Cernuda)
*
Se me perdió la carne por el sueño
(Prados)
*
Era mi dolor tan alto,
que la puerta de la casa
de donde salí llorando
me llegaba a la cintura.
(Altolaguirre)
Hay una versión de imagen en la que solo aparece el plano irreal:
Visión: Se atribuyen cualidades irreales a un objeto real. Dicho objeto está evocado por la visión, pero no mencionado. Esta es la dificultad para la comprensión de esta imagen, ya que no sabemos exactamente a qué se está refiriendo el poeta y, solo por intuición o por un conocimiento profundo de su obra, podemos averiguarlo.
Hay voces libres
y hay voces con cadenas
y hay piedra y leño y despejada llama que consume,
hombres que sangran contra el sueño
y témpanos que se derrumban sobre las calles sin gemido.
(Prados)
*
Ángeles malos o buenos,
que no sé,
te arrojaron en mi alma.
Sola,
sin muebles y sin alcobas,
deshabitada.
De rondón, el viento hiere
las paredes,
las más finas, vítreas láminas.
Humedad. Cadenas. Gritos.
Ráfagas.
Te pregunto:
¿cuando abandonas la casa,
dime,
qué ángeles malos, crueles
quieren de nuevo alquilarla?
Dímelo.
“Desahucio”, Sobre los ángeles.
(Alberti)
*
Entre mis manos cogí
un puñadito de tierra.
Soplaba el viento terrero.
La tierra volvió a la tierra.
Entre tus manos me tienes,
tierra soy.
El viento orea
tus dedos, largos de siglos.
Y el puñadito de arena
‑grano a grano, grano a grano‑
el gran viento se lo lleva.
“Vida”
(Alonso)
Para concluir, hago un comentario sobre una imagen visionaria simple de Rafael Alberti, en su “Sermón de la sangre”, editado en Sermones y moradas: «[…] un amanecer de toros desangrándose a la boca de un túnel».
Con esta imagen (correspondencia emotiva de los toros con el amanecer) no se explica una cosa ‑el amanecer‑ como pretendería hacerlo una mente lógica; pero se provoca un esclarecimiento inesperado, e irracional, que ataca hábilmente a la sensibilidad del lector. Con la aparición de los toros desangrándose, se consiguen sorprendentes afectos plásticos: es la presentación de lo inesperado, con la adición de lo fuerte y lo valiente, o valioso (los toros), más lo repugnante o lo espeluznante (la sangre), más un paisaje fantástico (la boca del túnel). La fórmula sería: lo inesperado, más lo repugnante, más el paisaje.

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