
Manuel López Fernández recorre en sus páginas los más de sesenta años de actividad de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (Safa) en la amable localidad jiennense de Villanueva del Arzobispo: desde las especiales circunstancias históricas que dieron origen a esta presencia, hasta la etapa más reciente, pasando por el desarrollo y evolución del Centro.
Desfilan por estas páginas, como no podía ser menos, nombres imprescindibles, personajes entrañables, anécdotas sabrosas, fechas, datos y cifras… Una galería de recuerdos que describen y evocan la experiencia de mutuo enriquecimiento que ha significado siempre la relación entre Villanueva y Safa, que ya no se entenderán nunca la una sin la otra para bien de ambas. Y, sobre todo, para bien de las generaciones de jóvenes que pasaron por aquel Centro.
Dos rasgos me han sorprendido gratamente en estas páginas. Primero, el detenimiento con que su autor ha acumulado testimonios, recuerdos y datos. Detenimiento que supone un serio esfuerzo por rendir cuenta cumplida de unas páginas de la historia local villanovense, hasta hoy dispersas aquí y allá en obras de menor ambición. Tal esfuerzo merece, de entrada, un sincero reconocimiento, porque presta una importante contribución a cuantos se interesen por Villanueva y por Safa.

Permítanme por eso expresar, con tanta sobriedad como verdad, un doble agradecimiento. Agradecimiento institucional de Safa, una vez más, a la familia Benavides, a Villanueva, a cuantas personas hicieron y hacen posible tan hermosa labor por los demás; y a Manuel López Fernández, por acercarnos a todo ello. Y, finalmente, mi agradecimiento personal a todos, porque de esta experiencia sigo aprendiendo cada día lecciones de humanidad cristiana.
Juan Luis Veza, S. I.
Rector de Safa.
Rector de Safa.
ESCUELAS PROFESIONALES DE LA SAGRADA FAMILIA
FUNDACIÓN DE SAFA
¿Cómo surge la Fundación en Villanueva?
El 17 de agosto de 1936 los milicianos habían traído desde Madrid a Villanueva a don Juan Ambrosio Benavides y a su cuñado don Emilio Bueno; aquí los asesinaron. Catalina Bueno, mujer cristiana que había perdido a su esposo, Juan Ambrosio Benavides, comprendió la necesidad de mejorar la cultura y educación de las clases humildes, para que no se volviesen a dar en la ciudad escenas de odio y muerte.

En agosto de 1940, el contratista de obras de Granada, José Jiménez Huertas, viajó a Villanueva con un albañil para informar del trabajo que se debía realizar y acondicionar el edificio donado.
Luis García López, el jardinero, que estuvo en la casa desde antes de convertirse en escuelas hasta su jubilación, narra la llegada del padre Villoslada.
—Le abrí la puerta, llegó con don Luis Carrillo. Miraron toda la casa, las cuadras y jardines. El padre decía: «Éste es un buen sitio. Aquí hay espacio también para jugar al fútbol». A los pocos días, llegó un maestro albañil ‑Antonio, de Granada‑ para tirar las cuadras, pesebres…, hacer las escuelas, arreglar la vivienda del jardinero y hacer reformas. Los albañiles eran Juanico, “Miamo”, y otros de Villanueva. El edificio había sido utilizado durante la guerra como Casa de Salud.
El palacete del Colegio es un bello edificio de tres pisos y 316 m2, con un extenso y bello jardín.
El padre Villoslada
Nació en Granada, el día 8 de junio de 1900. Murió el 30 de diciembre de 1985 en la ciudad que lo vio nacer.
Fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1928.

Cuando ya tenía fundadas cuatro escuelas, en 1941, escribía: «Notas peculiares de la naciente Institución son el instalarse solamente en los pueblos; dedicarse especialmente a la clase obrera, sin desatender por ello los otros sectores de enseñanza media y primaria, pero procurando hacer girar toda su labor educativa alrededor de la formación profesional, de manera que el alumno que entra a párvulos en sus aulas, salga de ellas con un oficio o profesión aprendida».
El padre Villoslada comenzó a fundar escuelas en 1940. Alcalá la Real y Villanueva serían las primeras en Andalucía. En 1942 se trasladó a Úbeda, donde permaneció hasta 1954. En 1954 dejó la Dirección General de las Escuelas, en las que realizó un intenso apostolado social, que hoy es ejemplo para numerosas congregaciones, incluso la misma Compañía de Jesús sobre todo, en Huelva y Granada.
Murió en la Facultad de Teología de Granada el día 30 de diciembre de 1985. Sus restos serían trasladados el día 29 de mayo de 1993 y reposan en la cripta de la Iglesia de Cristo Rey en la sede de Safa en Úbeda.