Cosmogénesis (II)

22-11-2009.
La génesis de las formas
La formidable explosión de la vida
¿QUE ES LA FORMA?
¿Qué diferencia hay entre una página del anuario de teléfonos y una poesía de san Juan de la Cruz? Ninguna, para un químico puro. Para él, todo es tinta. ¿Y para el que compone los textos en una imprenta clásica? Ninguna diferencia. Para él todo son barritas de plomo (?) con letras, signos y espacios libres.

Sin embargo, existe una gran diferencia entre el anuario de teléfonos y el Cantar de los Cantares. La diferencia está en cómo esas manchas de tinta están estructuradas; en cómo se agregan para formar letras; y, después, cómo se combinan las letras entre ellas. Ahí está el todo de un libro. Lo esencial es la forma…
Recordemos el hilemorfismo de Aristóteles. La hile, ‘materia prima’, vacía de formas, es nada, es manchón de tinta. Lo diferenciador, mejor dicho, lo verdaderamente constituyente es la morfi, ‘forma’. De ahí que no hay nada más importante, ninguna clave del universo más absoluta y última que una teoría de la morfogénesis, es decir, por qué y según qué leyes y principios cómo esa ‘forma se forma’.
¿Cómo aparece el universo de las formas en los tres frentes: en el tablero de Mendelief, en el árbol filogenético y en las modalidades sociales?
CUESTION CENTRAL
En seguida, la cuestión central de esta conferencia: ¿cómo surgen las formas? ¿Por diseño del Gran Arquitecto o espontáneamente? ¿Por un plan divino? ¿Creacionismo o Inteligent design?
(Actuar con un plan o espontáneamente. Rebajando muchísimo la escala de las ideas, estas reflexiones tienen mucho que ver con la manera de orientar nuestros esfuerzos personales de acción social, de transformación y de comunicación. ¿Hay que actuar por plan y diseño premeditados –intención‑, o crear y adaptarse en el fuego mismo de la acción?).
Vocabulario de base de la morfogénesis
La morfogénesis es una noción que aparece en Biología, pero que teoriza de manera general René Thom, un sabio francés al que admiro profundamente. A quien desee refrescar estos conceptos, le remito a la obra fundamental Morphogenèse de René Thom, para profundizar los conceptos básicos de un vocabulario de base: catástrofes, puntos singulares, bifurcaciones. La noción de creodo la encontrarán en Waddington y la de emergencia en Whitehead.
Reformulo ahora de manera más general mi pregunta: en el universo, ¿existe un orden racional o por el contrario un orden emergente? ¿Todo fue previsto, como una partitura musical? ¿Todo fue racionalmente programado en la naturaleza, en la vida, en la sociedad, desde el supuesto Big Bang hasta el Punto Omega de Pierre Teilhard de Chardin (Le phénomène humain)? ¿Azar o necesidad? ¿Existen leyes eternas?
Para aproximar estas cuestiones, pueden ser utilizados dos niveles de lenguaje: el científico y el metafórico. He tomado la decisión de no ser demasiado pesado y de combinar los dos lenguajes, el literario y el científico, aunque sea pagando el precio de expresar más libre e imprecisamente mis ideas. Entre el «crystal et la fumée» como dijo Henri Atlan.
En este momento nos toca hablar de la formidable explosión de la vida, que surge como una ola gigantesca de fuerzas inteligentes, que organizan la materia en estructuras vivientes, replicándose, reproduciéndose en numerosas combinaciones y variantes, en la Tierra y, seguramente, en otros rincones del universo. Y la ola continúa, sin extinguirse; al contrario, amplificándose desde hace miles de millones de años.
EMERGENCIAS
Empecemos por aclarar el esencial concepto de emergencia, tal como fue acuñado por Whitehead en Process and reality. La noción de emergencia designa la aparición de una nueva forma que exhibe propiedades que no pueden ser atribuidas a las partes que la constituyen. Una emergencia es más que la suma de las partes de esa nueva forma.
Para algunos teóricos de la física de partículas, las estructuras básicas como masa, espacio y tiempo son fenómenos emergentes que derivan de conceptos aún más fundamentales como los bosons de Higgs y los strings.
La realidad física determinista, que nosotros percibimos con sus posiciones y momentos bien definidos, es un fenómeno emergente de una materia que, en mecánica cuántica, es descrita por una función de onda sin localización ni momento precisos.
La mayoría de las leyes de la Física han emergido en el curso y a lo largo del tiempo. Las leyes químicas pueden ser consideradas a su vez como una propiedad emergente de las leyes físicas; así como las leyes biológicas ‑incluida la evolución‑ lo son de las leyes químicas.
Y en última instancia, la psicología sería teóricamente una emergencia de leyes neurobiológicas.
Por consiguiente, el despliegue morfogenético en la cosmogénesis y en la evolución es una cascada interminable de emergencias.
(Un ejemplo de propiedades emergentes en Biología es la combinación de los átomos individuales para formas moléculas tales como las cadenas de polipéptidos, que a su vez se pliegan y despliegan para formar proteínas. Esas proteínas, según su estatuto funcional, ligado a su configuración espacial, interaccionan entre ellas para producir más altas funciones biológicas y formar sucesivamente células, tejidos, órganos, sistemas orgánicos, organismos. Las reacciones fenotípicas en cascada pueden surgir de genes individuales que mutan sus posiciones respectivas).
SISTEMAS BIOLÓGICOS
Todas las comunidades biológicas forman la biosfera. Desde los hombres individuales hasta las formas sociales, y hasta las interacciones de sistemas metasociales, tales como la Bolsa. (Que tanto daño nos hace hoy, y que esperemos entre rápidamente en fase de mutación).
Pero para comenzar, hay tres capítulos de la morfogénesis en Biología que nos interpelan y nos fascinan: el origen de la vida; la evolución de las especies; la embriología.
MORFOGÉNESIS EN ORÍGENES DE LA VIDA Y EN LA EVOLUCIÓN
Yo hubiera aconsejado al viejo Zeus que convocase a su impoluto palacio de cristal, además de a Einstein, a Francis Crick1. Era éste un extraño personaje, que en sus tiempos mozos había descubierto una maravillosa hélice en colaboración con Watson. Yo prefiero apelar al genial Crick, porque conocí personalmente a Watson en un congreso y era hombre de muy malas pulgas. De venir Francis Crick, hubiera comenzado explicando sus tesis sobre el origen y el despliegue de las formas vivas, recordando su extraña teoría panespérmica, según la cual, la tierra y otros planetas estériles habrían sido sembrados por seres inteligentes, provenientes de otros sistemas solares, etc., etc. Y todo, a causa del molibdeno tan raro en la tierra y esencial, sin embargo, para muchas enzimas. (No se ha tomado demasiado en serio esta fabulación del genial Crick).
Francis Crick hubiera relatado así la crónica de los hechos:
Con panespermia, o de otra manera, surgieron las moléculas orgánicas, a su vez formadas de manera abiótica en una atmósfera desprovista de oxígeno. A partir de esas moléculas orgánicas, fueron apareciendo los organismos unicelulares. De eso hará casi unos 3 600 millones de años, es decir, 1 000 millones de años después de la formación de la Tierra.
Durante 3 000 millones de años, los microorganismos fueron los únicos seres vivientes sobre el planeta. Estas primeras células engendraron los sistemas bioquímicos y la atmósfera enriquecida en oxígeno, necesarios para nuestra vida.
La morfogénesis continuó y dio lugar a la formidable expansión de la vida que se refleja en el increíblemente inmenso árbol filogenético. Todo un despliegue colosal según tres líneas, tres ejes principales o creodos.
En primer lugar, la aparición de las paredes membranarias para clausurar y proteger el organismo viviente de perturbaciones exteriores violentas, y para otros usos interiores, como cerrar el núcleo.
En segundo lugar, el metabolismo: hace falta capturar la energía proveniente del exterior del organismo viviente para el propio mantenimiento. Es decir, un ciclo autocatalítico de reacciones químicas y procesos enzimáticos que incorporen esa energía.
En tercer lugar, para efectuar las transiciones metasistémicas, es preciso un punto de partida: ese es, sin duda, la replicación molecular. La replicación de RNA (o DNA) almacena información sobre el organismo y puede trasmitir esa información a las copias, incluso con ciertas o muchas variaciones.
(Como explica Kimura, la mayoría de los cambios evolutivos y lo esencial de la enorme variabilidad en el interior de una especie resultarían no ya de la selección del viejo Darwin, sino de la deriva aleatoria de los genes en mutación, selectivamente equivalentes. Yo creo que nuestro Francisco Ayala había trabajado mucho el tema de la variabilidad genética intraespecie).
Las entidades así formadas se integran, dando lugar a nuevas categorías de complejidad con procesos de simbiosis y de quimerización en términos de Margoulis. Así se formarían las células procariotas, después eucariotas, colonias celulares, etc., etc.
Esto es lo que sostienen, a grandes rasgos, los neodarwinianos de todo pelaje.
No me resisto a continuar, sin haber mencionado unas increíbles anécdotas.
Como es sabido, todavía hay creacionistas en EE UU que mantienen la supremacía de la Biblia sobre la ciencia, considerando sin valor los métodos científicos de datación; que sostienen que el Big Bang no existió y que la Tierra tiene 6 000 años. Admiten la generación espontánea y simultánea de los animales y los humanos en un mismo día (¡de 24 horas!). Actualmente, en algunos estados americanos, las diferentes modalidades del darwinismo son presentadas en los colegios como simples teorías concurrentes, pero en nada superiores al creacionismo. La corriente creacionista recibió el apoyo de George W. Bush. ¡Y en Europa, de alguna ministra holandesa de la Educación!
La tesis del Intelligent Design: en muchos casos de figura, la complejidad y diversidad de la vida no pueden aún (?) ser explicadas completa y satisfactoriamente por la evolución; y por ello se ha formulado la teoría del Diseño Inteligente. El Discovery Institute, un círculo de reflexión conservador cristiano americano, sostiene que ciertas observaciones del universo y del mundo de lo viviente se explican mejor por una causa inteligente que por procesos aleatorios como la selección natural de Darwin. No creo que sea necesario entrar aquí en debate, pero sí deseaba mencionar estas cosas.
MORFOGÉNESIS EN LA FORMACIÓN DE LOS EMBRIONES
Otra maravilla de morfogénesis que no sucedió hace miles de millones de años, como el origen de la vida, sino que está aconteciendo miles y miles de veces cada día. Hoy mismo, en este momento. Es el fantástico desarrollo del embrión. Una producción media horaria de cientos de millones de células, que viajan en un rincón del espacio uterino para situarse, de manera ultraprecisa, en un lugar determinado y para especializarse in situ para una función singular y específica.
Ya Aristóteles se preguntaba si todas las partes del embrión aparecen simultáneamente, o unas tras otras. Si existía un homunculus que se iba a poco inflando, bajo la guía de una fuerza formativa. Según él, la generación de cada organismo es el resultado de una causa formal masculina (en el esperma) y una causa material femenina (en el líquido menstrual).
El debate sobre la fantástica maravilla del desarrollo embrionario atraviesa los siglos. Los sabios han ido tomando posiciones.
Por ejemplo, ha habido filósofos como Descartes, y los partidarios de la extravagante idea del animaculus ‑contracción lingüística de animal y hombre ‑, que se irá hinchando como un globo durante la gestación, y que procede del huevo, según Malebranche; o del esperma, según Leibniz. O Buffón, que inventó su idea de moule intérieure, ‘molde interior’. (¡Cuánta sinrazón puede fabricar estas inteligencias extraordinarias, cuando a la especulación filosófica le falta el control de las bridas de la empiría!)
Por otra parte, los naturalistas, como Blumenbach, introdujeron el concepto de epigénesis.
(Curiosamente, Kant adoptó la noción de Bildungtrieb de Blumenbach como el análogo científico de su propio concepto filosófico de organización finalizada, Zweckmässigkeit).
Actualmente, se habla ya de epigénesis para referirse al origen de las nuevas estructuras, durante el desarrollo embrionario. No vamos a entrar en el debate existente entre la genética y la embriología, por falta de espacio y, sobretodo, de conocimientos de mi parte. Aunque el tema no deja de maravillarme.
Conclusión intermediaria
Y aquí me quedo, porque no tengo otro remedio. Mi reflejo último es y será siempre filosófico. Lograr un poco más de lucidez sobre el mundo y el hombre. Mayor lucidez, pero siempre acompañada de un cuestionamiento creciente. Sentido de los propios límites, pero también deslumbramiento. Esa es mi propia experiencia existencial. Una modesta aventura, tanto científica como poética. O quizás mística, a mi manera. Aunque la palabra quizás esté mal empleada.
N. B. Continuaremos con La emergencia de las formas sociales, próxima fase de la morfogénesis.
Este escrito es parte de la conferencia La Morfogénesis o generación de formas, ¿según un Orden Racional o un Orden Emergente?, pronunciada en el congreso internacional de FISEC, en septiembre de 2008.


1 Ver el artículo Cosmogénesis (I) en Base cultural de datos.

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