Son las siete de la tarde cuando ya nos vamos despidiendo ‑con sumo trabajo‑ del salón donde hemos permanecido cuatro horas inenarrables… Se comenta que tanto los franceses como los madrileños quieren visitar la tumba de nuestros ancestros en el cementerio de San Ginés, y allí que vamos la mayoría, en peregrinación, para dedicar unas sinceras oraciones a los que tuvieron la feliz idea de engendrarnos.