Batallitas de papel

25-02-2009.
¿Ven cómo no queremos ni entender ni entendernos…?
Estallaron las descargas, ya hace tiempo, desde unos navíos contra otros y la batalla sigue sin descanso. Batalla en la que todos somos marineros, precisamente. Y el humo y el fragor, el cansancio tal vez de lo mismo, la automatización mecánica de las reacciones, nos hacen seguir en lo mismo, ¡pumba que pumba!
 

Izquierdas y derechas. ¡Venga ya…! VALORES, se trata de valores. Tener o no tenerlos.
Claro que, a lo peor, la confusión descrita nos lleva a mezclar los valores. Tampoco es que sean definitivos ni absolutamente definidos. Para algunos, esa declarada Fe, la fidelidad radical a la doctrina eclesial, la tradición de Ley y Orden, son valores sacrosantos e imperiosos tales, que los defienden a capa y espada y los imponen en cuanto pueden. Otros se fidelizan ante una bandera; o ante la bondad del pueblo como axioma; o ante el ideario anarquista o comunista, aunque demostraron sus flaquezas; o ante la Revolución siempre pendiente, en marcha o en peligro… ¿Valores? Pues…
Quienes no tienen valores, ni los quieren, son los peores. Medran, arramblan, mangonean, perjudican y pervierten todo lo que tocan y donde intervienen. Fundamentalmente, tratan de lograr sus fines particulares, sin importarles lo que destrocen o destruyan, por muy importante que sea. Tenemos ejemplos, demasiados, y hemos tenido en todas la épocas y lugares. Es condición humana, aunque no por ello justificable. La mayor parte de quienes engrosan esos movimientos y otros lo hacen por interés personal: se arriman y se despegan en cuanto les viene la ocasión propicia. ¿Hay que ir dando datos…?
Entonces, ¿qué pasa? ¿Por qué las gentes honradas se sienten maltratadas por serlo? ¿No será que asumen una identificación tal con SUS VALORES que cualquier crítica objetiva o genérica de los sistemas o creencias conocidos, en los cuales se identifican, la toman como cosa personal…? ¿Se es de izquierdas?: ¡enhorabuena!, si se vive en consecuencia con la creencia. ¿Se es de derechas?: igualmente. ¿Se es ateo, agnóstico, socialdemócrata, democristiano, nihilista…? ¿Cuándo es ahora ello un crimen?
El crimen es demonizar al contrario, sobre todo si es sencillamente honrado, para olvidar, sin embargo, a tanto sinvergüenza que existe, y con mando en plaza, que nos chupa la sangre, que miente y tergiversa la ley y el orden, la voluntad popular y la democracia: ese es el crimen. El crimen es justificar al anterior, simplemente porque está “en nuestra honda” y pelillos a la mar, que los nuestros tienen bula. El crimen es creer que “los nuestros” pueden hacer todo lo que se les ocurra, aunque sea manifiestamente contrario a lo que predican, pues sus finalidades son superiores.
La perversión del sistema está ahí. Y ahí estuvo siempre en cualquier régimen que hubiese, no en los pobres maestros republicanos, ¡claro que no!, que bien sufrieron la represión posterior (si se les dejó con vida). Precisamente conocí en mis años anteriores, por tierras andaluzas, a maestros nacionales (en el sentido estricto de la palabra), que habían accedido en su día al puesto por ser quienes eran («De la guerra me queda la metralleta todavía»); por necesidad, al quedar con sus carreras truncadas (estudiantes de Medicina, Farmacia, Derecho, Teología, que accedieron a las escuelas sin tener ni intenciones ni idea de ser maestros); en fin, es bueno recordarlos, ¿pero qué decir en contra?
Por todo ello quisiera que reine la cordura. Tú, tú, tú y yo no tenemos la verdad como definitiva, ni pretendemos que lo sea.
Tú, ni tú, yo, ni yo tenemos tal sabiduría que nos podamos erigir en guías y referentes para los demás; ni deberíamos intentarlo.
Nadie puede manifestarse con tal prepotencia y desprecio hacia los demás, que fuerce a algunos a autoexcluirse. Ni el autoexcluido (entre los que me encontré) debe pretender condiciones para su vuelta triunfal.
Acabemos la batalla, que ya nos ahoga la pólvora y el navío se va a pique.
 

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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