090206

Amigo Paco Fernández:
Te digo con toda sinceridad que a mí también me gustaría contar con la presencia de Alfredo, me gusta su forma de hacer las exposiciones, aunque no hace falta que te diga que difiero radicalmente de ellas. Se construye participando, arrimando el hombro, tolerando al otro. Es una manera de enriquecimiento cultural, contactando con los distintos pensamientos que nos salen al paso; y si se entretienen en tomar un café, mejor. Pero cada cual es dueño y libre de tomarse un café donde quiera, o donde pueda.

En cuanto a la fe, estoy de acuerdo contigo en todo lo que dices, que más o menos venía a ser que para tener Fe hay que tener una “consciencia base”, una fe, que no es ni más ni menos que el sentido de la razón, el sentido común que tiene todo humano que le diferencia de los otros animales. Naturalmente que estoy de acuerdo, pero yo quiero añadir algo que creo; repito, sólo que “creo”, sin ánimo de imponer (ni pontificar, que diría otro). Como te iba diciendo, quiero añadir que a la Fe se llega a través de un acto libre y voluntario de profunda reflexión, en el que dices con pleno convencimiento: “Tú, Dios, estas en mí y yo en Ti”. Pero a ese convencimiento llegas después de una más o menos larga “búsqueda de sentido” (que tú muy bien dices) a la vida. Poco a poco vas llegando a esa conclusión, y cada vez la meditas más y vas creciendo en el convencimiento. Vas creciendo en la Fe.
Te ayuda mucho la lectura de la Biblia, “el libro de los libros”, el Libro por antonomasia. El evangelio de san Juan es concluyente, demoledor. Son lecturas que siempre han cautivado a cualquier lector: creyente, mediocreyente, indiferente, ateo, (o “mediopensionista”, como diría Dionisio) de todos los tiempos.
Seguiremos, Paco.
Un abrazo.
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Amigo Dionisio:
Yo no sé si tú alguna vez te planteaste ser torero, o quizás lo fuiste y te lo tienes muy callado. ¡Olé! ese arte con el capote, la muleta, y hasta poniendo banderillas. Aunque al final no encontraste acomodo para situar a Sabino Alonso Fueyo, tras recorrer el graderío de los tontos, con todos los respetos (simplemente copio la metáfora).
Acabáramos, Dionisio, el señor Alonso fue el precursor de los listos sociales.
Un abrazo.
 
 

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