090124

Pues yo sí me alineo en un bando. Me refiero al conflicto palestino, es decir, al sufrimiento de un pueblo que ha sido despojado de su derecho a vivir y a poseer la tierra, donde nacieron y vivieron sus antepasados desde hace siglos. Los judíos no cumplieron los acuerdos de la ONU al finalizar la 2.ª Guerra Mundial. No se conformaron con el reparto que se les asignó. Poco a poco fueron ocupando territorios y enviando a campamentos de refugiados a sus propietarios. Los árabes, considerados los invasores, eran quienes debían marcharse. Pero ¿a dónde?

¡Vaya baile de salón americano que os estáis marcando, Almagro, Alfredo…! Interesante y fluido, aunque rozando la crispación. No siempre el café es tertulia laudatoria. Seguid en la brecha, que uno aprende de cuanto decís, aunque me es inevitable imaginaros frente a frente en esa barra del oeste americano que vosotros mismos parodiáis.
Volviendo a Palestina, yo tengo debilidad por los pueblos oprimidos que sufren la hegemonía de otros. Me pasa en el deporte: siempre quiero que gane el más débil. Estoy con los judíos del Holocausto y, ahora, con los palestinos del otro holocausto encubierto. ¿Que tiran cohetes a las poblaciones fronterizas de Israel? Es una expresión de impotencia y rabia ante el encarcelamiento al que se les ha sometido, con el consentimiento de las naciones civilizadas.
¡Ojo! Los países árabes tienen un sentimiento colectivo de unidad que puede desembocar en un conflicto mayor. Irán está en camino. Bin Laden, también. Algunos amigos marroquíes me preguntan: «¿Tú ves bien que Israel tenga la bomba atómica y a Irán no se le permita?». Ciertamente, Israel no debía tenerla. Tampoco cualquier país, por poderoso que sea.
¡Qué iluso! La miseria es abono para los brotes de violencia que ya se han orientado contra nosotros en forma de terrorismo. Por el bien de la comunidad internacional y por el de su propio país, el presidente Obama tiene la palabra. Nosotros, mientras tanto, seguimos discutiendo… porque podemos, sabemos y queremos hacerlo. Eso sí, con la palabra, en este caso escrita, símbolo de la paz que tanto necesita esa pobre gente.

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