Esta tarde no hay paseo

31-08-2008.
La retirada de puntos del carné, las sanciones económicas y la amenaza de volver a examinarse han sido las armas empleadas por la Dirección General de Tráfico para ganar la batalla a los accidentes. Se ha mejorado, es verdad; pero no se ha dado con la solución definitiva. La política del palo no resuelve todos los problemas. ¡Parece mentira que no lo sepan!

Los asuntos relativos a la conducta de las personas deberían dejarse en manos de expertos en educación, como los maestros, y que ellos elaboraran programas imaginativos que premiasen a los conductores con voluntad de sentar la cabeza y conducir con la debida prudencia. ¿Verdad que suena bien? A mí los métodos que recurren al miedo y a la sanción me recuerdan aquel chiste que contaba mi buen amigo Eugenio:

—¿El saben aquell que diu, que era un sargento que estaba enseñando a un grupo de soldados el nombre de los huesos de la cabeza? (Risas). Atención muchachos: Este hueso de aquí se llama “frontal” porque está situado en la frente. ¿Lo entendemos? (Gestos de aprobación de la tropa). A los lados tenemos los “parietales”, que reciben su nombre por estar colocados en las paredes… del cráneo. ¿Me explico? (Muestras de admiración de los reclutas y satisfacción del suboficial). Y en la coronilla tenemos el “occipital”… (Dudas. Pausa…). Mirad muchachos: En la coronilla tenemos el occipital, que se llama occipital porque… (Nueva pausa. Risas mal disimuladas y mosqueo del sargento que, en un arranque muy militar, tira de galones e impone su autoridad). El occipital se llama occipital, porque a mí me pasa por los cohones y no hay más que hablar. ¿Está claro? Pos ya s´han acabao las risitas y er cachondeo. ¡To er mundo firme y esta tarde no hay paseo!
Está claro que con los métodos del sargento no se consiguen demasiadas cosas; de ahí que una Asociación de educadores, con el prestigio de la nuestra, debería proponer a la DGT una nueva campaña para mejorar los resultados del tráfico, siguiendo, más o menos, las siguientes líneas maestras:
1.      El Gobierno de España, mes a mes, debería informar a los conductores del dinero que recauda con los radares, multas, fotos, alcoholímetros y demás instrumentos sancionadores.
2.      Esas sumas podrían acumularse en un gran “Bote nacional”, y un día al año ‑pongamos por caso el uno de agosto‑ en una gran “Gala televisiva” repartirlo entre los automovilistas que no hubieran incurrido en falta grave.
¡Eso sí que sería aleccionador y ejemplarizante! Los accidentes se reducirían, los buenos conductores cambiarían de coche con frecuencia ‑favoreciendo a la economía, que buena falta le hace‑ y algunos hasta podrían viajar al Caribe en vacaciones.
Un detallazo del Gobierno de España que, como lamentablemente “No puede conducir por nosotros”, podría premiar a los que lo hacen de manera ejemplar.
Bromas aparte, no estaría de más que alguien les sugiriera que gastasen más dinero en reparar los puntos negros de nuestras carreteras y no tanto en domeñar y reprender las conductas de los automovilistas. ¿Verdad que sí? Pues, como dicen los modernos: «Va a ser que no».
Agosto de 2008.

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