Buenas noches a todos. ¡Hay que ver lo animado que está este café! He visto vuestras aportaciones y todas me han parecido magníficas; aunque, es el artículo de Dionisio sobre el libro de Manuel López, el que me ha hecho volver a un tiempo en que tuve entre manos el tema del “agradecimiento”, porque es precisamente eso lo que destila ese artículo.
En estos momentos, en que todo son derechos ‑la exigencia frente a la petición‑, el agradecimiento tiende a desaparecer; se le considera más como una humillación que como un acto de gran humanidad. Es más, se aprecia con bastante frecuencia que los que deberían ser agradecidos desprecian y aniquilan a sus benefactores; con lo cual, aniquilados éstos, virtualmente, evitan el reconocimiento del favor.
Hace algún tiempo leí un opúsculo del pensador alemán Balduin Schwarz sobre el agradecimiento. Esto era algo de lo que decía: … los auténticos actos de dar las gracias son como un antídoto contra la deshumanización. Son una especie de reconocimiento mínimo, pero explícito, de aquello que es puramente humano… Es decir, para este pensador, el agradecimiento es uno de los pilares para la humanización de nuestro mundo; sin este valor, podría llegar un momento en que todo lo tuviéramos por derecho propio; todo, absolutamente todo, se debería a nosotros mismos, y el hombre, por sí mismo, abandonaría su humanidad y se convertiría en un dios ‑de trapo‑.
Bueno, como veis, no puedo evitar ponerme serio, y como no deseo aguaros la fiesta, me voy.
Buenas noches a todos, aunque no quiero despedirme sin “agradeceros”, antes, vuestra amabilidad por aguantarme.