29-12-06.

de centellas que se trenzan y destrenzan, así se levantó
la mañana desde el mar, desde la neblina de las olas
y su polvo de oro. Las aguas eran de fuego verde como
el tabaco de pipa que fuman los marineros en las tabernas del puerto. En esa ciudad no existían parques, sino profundos cráteres de luz líquida, como cabelleras