090205-3

Seré breve
Efectivamente, amigo Diego, hay algo en lo que estamos de acuerdo: en la distancia que nos separan nuestros puntos de vista y que, de continuar, nos pueden conducir a un diálogo de sordos. Por eso voy a tratar de ser muy breve, porque tampoco es el caso de dejar sin respuesta algunas cuestiones de las que tocas.

En el asunto Dios-Iglesia tenemos diferencias que, por lo que veo, son absolutamente imposibles de superar. La Iglesia en el plano material está regida por hombres y, como tales, tienen sus defectos y sus virtudes. Sus actos, por tanto, son el resultado de su proceder humano, lógicamente, con todas sus consecuencias, por lo que yo jamás he dicho que errores y corrupciones fueran imposibles.
Dios es la cabeza espiritual de la Iglesia y no interfiere la libertad de acción de ningún ser humano. Entonces tú me preguntarás: «¿Qué hace Dios?». La respuesta se deduce fácilmente del texto.
Tratar de valorar hoy, con el baremo actual de las relaciones humanas existentes en nuestra sociedad, cómo se han ido desenvolviendo las relaciones humanas en las distintas etapas por las que ha ido atravesando la Humanidad desde hace dos mil años, convendrás conmigo en que no es muy objetivo que digamos, por no decir un disparate. Es un disparate, incluso, aplicarlo a la sociedad de hace tan sólo 70 años, fecha de nuestra, todavía no olvidada, guerra civil.
La Iglesia no está de acuerdo con la Inquisición, ni con la tortura, ni con las matanzas de indígenas, ni con el Holocausto (por favor, Diego). También podías haberte remontado a Diocleciano, Nerón, Tiberio, etc. Aludes a la “cruzada” de Franco, ¡cómo no!, tan recurrente, cuando en eso ya se tenía que haber pasado página, guardando el espíritu de la Transición que tan inteligentemente supieron hacer los políticos que precedieron a estos. Pero no, hay que sacarla a relucir. Gracias a la “cruzada” no nos estamos quitando todavía las pitarras y limpiándonos los mocos y remendando los pantalones por el culo y peleándonos en repartirnos la miseria, como hacen, o han hecho hasta hace muy poco, los rumanos, búlgaros, albaneses, ucranianos, etc., que habitan el antiguo “paraíso” al que nos querían llevar. Y que conste que los primeros engañados fueron los verdaderos y honestos republicanos. Yo no sé qué es lo que dirás de los maestros republicanos, lo leeré con interés, pero yo tuve la suerte de que no me tocó ninguno.
Vosotros, los de izquierdas, que os tildáis de “progresistas” (también al Perezoso que habita en Centroamérica le pusieron los españoles “perico ligero”, porque quizás propendemos a utilizar el antónimo para designar a personas, animales o cosas), padecéis de tortícolis, siempre mirando atrás: el franquismo, la memoria histórica, desenterrando cadáveres, echando culpas a gobiernos del pasado… A ver si dejáis el victimismo y la nostalgia del franquismo. Habrá que decir como Voltaire: «Si no existiera el franquismo, habría que inventarlo».
Todo eso es pasado. Todo el mundo conoce la historia, en directo, semidirecto y diferido, y el que no la sepa que la lea.
De Alianza de Civilizaciones me mantengo en lo dicho: me parece un contrasentido dedicar esfuerzos en arreglar el Mundo, cuando vamos camino de cuatro millones de parados.
Hasta lo que yo sé, Tribuna Mediterránea es un foro cultural internacional creado por el Ateneo de Málaga, presidido por Francisco Javier Carrillo Montesinos, quien ha desempeñado muchos cargos en Exteriores y con la UNESCO; también fue consejero de la Fundación Intervida hasta abril de 2007. Y, que yo sepa, no tiene nada que ver con Alianza de Civilizaciones. En cualquier caso, pido que cunda el ejemplo y que veamos pronto, en cada una de las grandes capitales del Mediterráneo, un foro semejante.
Lo mismo te digo de Interreg, que no tiene nada que ver con Alianza de Civilizaciones. Es una iniciativa comunitaria del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, a favor de la cooperación entre regiones de la Unión Europea.
Solo me queda agradecer la intervención y el respeto que me brinda Ángel Henares Bermúdez y decirle que sentiré bastante su ausencia definitiva, si es que piensa llevarla a cabo.
Eso es “casi” todo, amigo Diego. No sé si sería conveniente que continuáramos dialogando, porque pienso en las dos opciones: el “sí” y el “no” . Aún no me he decidido.
Saludos afectuosos.
 

Deja una respuesta