Para que la memoria perdure es preciso que los insignes personajes de una ciudad queden reflejados en libros, esculturas, monumentos, museos, etc., con el fin de que el pueblo llano o culto, así como las presentes y futuras generaciones, nunca olviden la honda huella que ellos dejaron en la historia local, provincial y nacional.
No todos los pueblos tienen la inmensa suerte de tener hijos abnegados e ilustres que la aman sobremanera y trabajan tanto por ella como nuestro buen amigo Eduardo Jiménez Torres, que es “un ubetense de Úbeda” (como él mismo se define), safista de pro, incansable en la búsqueda de la noticia y del personaje que destaque en cualquier materia que se precie, especialmente si el ubetensismo es su norte y guía. Úbeda le debe tanto a Eduardo que nunca le podrá pagar tanto cariño, dedicación, empeño, amor, celo… como él le ha regalado desde que era bien joven en los distintos medios escritos o audiovisuales; y, seguramente, que se irá al otro mundo con las botas puestas, enchufado siempre a la información, la entrevista y la investigación periodística.