DE LA INOCENCIA

DE LA INOCENCIA

Mariano Valcárcel González

Hay cosas que no quiero entender porque si lo hago es que me cabreo sumamente.

Ya es clásico el recurso de altos dirigentes y cargos (en especial ministros y presidentes, sin olvidar a miembros de la realeza) que en cuanto surgen problemas graves e incluso pruebas que se puede transformar en acusaciones penales contra ellos se limitan a manifestar su inocencia (eso como todos) y aportan como prueba de descargo y absolutoria el desconocimiento que tenían de esos asuntos más que poco limpios.

Así teníamos a la “lideresa” madrileña descargando un día sí y otro también el desconocimiento de hechos y hasta de personas, ¡a las que decía con toda la jeta del mundo no haber conocido o apenas si haberlas visto!… Que le ha dado resultado la estratagema se ve en que todavía, insisto, todavía, no se la ha logrado procesar en condiciones.

Por supuesto que una infanta nada menos (de la que se presumía inteligencia y preparación y por ello estaba en puesto significativo de la empresa privada) adujo que firmaba desconociendo lo que así ratificaba, cuando de todos es sabido que a cualquier hijo de vecino se le exige la responsabilidad de lo que firma. Sí, el tribunal pasó de puntillas sobre este detalle quitándole la total importancia y descargándola.

Mi especialmente querido ministro del Interior que fue Fernández Díaz afirma y reafirma ante el juez que él no sabía nada de lo que se tramaba en su ministerio al respecto de los “detallitos” que el tal Bárcenas podía exponer sobre el dinero en crudo que los jerifaltes de su partido se metían en los bolsillos así por la cara. Ni sabía, se ve, tampoco nada de ciertos micrófonos que había en su despacho… Solo sabía enmedallar a vírgenes caras a su devoción (santas imágenes del más rancio nacionalcatolicismo). Y lo dice, lo otro, con toda la jeta de quien sabe que en el confesionario lo van a absolver (eso es lo que le importa).

No me olvido que los acusados en firme (y en espera de ejecución de sentencia) de los ERES del Sur también acuden a la ignorancia de lo que se hacía con el dinerete de marras. ¿Que había un director general, ¡sí, director general!, que por Sevilla y sus tabernas y campiñas iba y venía con los bolsillos llenos de papeles, unos para firmar arreglitos y otros en forma de sobrecillos de blanco contenido y así se ganaba el sueldo el pobre?, pues ná, que en Sevilla, que se sabe todo y todos se conocen, no se sabía nada del tema de este y de algunos otros como él. Ahora seguro además que habiendo muerto en sujeto traten de cargarle el muerto (y perdonen la repetición).

Desde hace ya tiempo la población está hasta el moño de esta casta política y empresarial que solo vive del engaño y del apaño en beneficio de sus intereses personales.

Anda por estas televisiones una expolítica (que así le gusta alardear de su actual situación) que me irrita profundamente por lo que su  comportamiento tiene de cínico y poco fiable. Dice mucho de la calaña de la sujeto de marras, que hasta ayer mismo como quien dice pasó por altos cargos de responsabilidad política.

Pues no se cansa de decir lo bien que está ahora (se sabe que tiene un patrimonio no desdeñable), lo tranquila y relajada… Se permite largar pestes de sus antiguos compañeros, como que había soportado muchas barbaridades y traiciones, como que eran unos cerdos (“sí, decía, del cerdo sé mucho porque he estado rodeada de ellos”), que en realidad la política es un mundo lleno de trampas incluso de fuego amigo. Vale, mi dueña, que era insoportable el estar en ella y el llegar a ciertos niveles sin recibir codazos, o tenerlos que dar (y se supone que ella pasó por ahí de forma inmaculada), pero, yo me digo y le diría ¿a que mientras has estado en la mamandurria (digno invento de la “lideresa”) no te importaba dar y recibir lo que fuese?, ¿mientras has chupado de la sopa boba que te permitía hasta jugarte unas partiditas con el móvil en horario laboral o echarte una cabezadita también a que no decías ni mú y todo te lo callabas (al menos en público)?… ¿Por qué, si lo que veías no te gustaba, no te saliste antes de ese mundillo perverso? Eso hubiese sido lo más honesto.

Por eso creo que es indecente la postura de esta supuesta señora, no tiene ni la decencia de pasar al lado incógnito de la vida calladita y con la dignidad de quien sabe lo que sabe y permitió, hizo y consintió lo que debiera por su militancia y cargos y se siente que al menos también fue responsable.

Y de eso va todo lo que se viene repitiendo y vengo repitiendo, que el mayor problema que tenemos es la irresponsabilidad de quienes debieran tenerla por cargos y funciones. No es que no sean responsables, es que pretenden que creamos que nunca lo fueron de esos desmanes que ciertos tiempos afloran para bochorno de ellos (que no) y de nosotros (que sí por sabernos manejados y haberlo permitido). Mientras esa inmundicia moral y ética siga flotando sobre nosotros como la boina de contaminación sobre las grandes ciudades nunca lograremos tener y disfrutar de la salud política que necesitamos. Corrompen y nos corrompen; corrompen todo lo que está a su alcance para el logro de sus fines y nos corrompen porque nos amoldamos a esa forma de pensar y actuar, lo vemos como norma, tan normal que desde luego lo consideramos intrínseco a nuestro carácter y forma, muy española y mucho española, lo que es gran perversidad que conviene como cobertura de lo descrito.

Se está viviendo un episodio más bien oscuro en el ámbito de la fiscalía del Estado; da la impresión de que hay ciertas depuraciones ni bien entendidas ni bien explicadas. Todo alrededor de investigaciones sobre tramas corruptas que afectan a políticos notables. Como para no dudar de todo.

El gran cambio necesario (ya volveré sobre el tema) no se podrá lograr si este deterioro, esta herrumbre, no se limpia y se previene para el futuro.

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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