Noi, vámonos de guerra

NOI, VÁMONOS DE GUERRA

Mariano Valcárcel González

Cuando oí la noticia no me lo pude creer y lo consideré uno de tantos bulos como corren en la actualidad, es la moda. Pero luego oí la conversación, grabada, y me quedé con la boca abierta.

¿A qué me refiero?, pues a la pretensión de descerebrados catalanes del independentismo a ultranza, descerebrados que han ejercido y ejercen cargos allí y con eso queda todo dicho, de aceptar cierta “oferta” del Kremlin de aportar unos diez mil soldados para lograr y afianzar la deseada independencia.

Así, a bote pronto se me pareció, como digo, tan demencial que me fue difícil de creerlo.

Recordé de inmediato el fiasco que sufrieron tras su secesión de 1640 de la Corona española y echándose en brazos de la Corona francesa (que andaba en guerra con los otros y así obtenía ventaja). Los años de guerra, la penuria económica y los desafueros cometidos por los franceses, a la vez que a estos ya no le interesaba el tema catalán por otras circunstancias más importantes, hicieron que Cataluña volviese a la Corona española. Así que sí, hubieron entonces ayuda y concurso de soldadesca extranjera para ayudarles en sus pretensiones emancipatorias, pero lo pagaron con creces.

También se me vino a la mente el trasiego de soldados y material bélico que hubo durante la Guerra Civil del 36 al 39 por ambas partes en contienda. A pesar de la pantomima de la “no intervención” (muy lesiva a la postre para los republicanos) las potencias extranjeras que no se querían perder en el logro de influir y ganar por parte de su bando contendiente (como se sabe Alemania e Italia principalmente y la Unión Soviética) enviaron por sí mismas o por interpuestos material de guerra y soldadesca.

Así los del fascismo italiano pasaron contingentes en barco, al principio camuflados o sea sin distintivos ni uniformes, el Corpo Truppe Volontarie. Los alemanes se sirvieron de un cuerpo de élite muy especializado, la llamada Legión Cóndor, que eran aviadores y aviones en plan de experimentar sus capacidades para la próxima conflagración europea. Los rusos aportaron especialistas y asesores, más el material correspondiente, y sobre todo el llamamiento a la movilización y reclutamiento de la Internacional en forma de las llamadas Brigadas Internacionales (cuando a Stalin dejó de interesarle tal internacionalismo las retiró).

No hay que olvidarse que los sublevados echaron mano de las cábilas marroquíes en bastante número de soldados pasados a la Península.

Soldados y aparejos, material diverso para mantener una guerra y aportados desde fuera no nos han faltado en nuestras conflagraciones.

Putin es especialista en hechos consumados. Pero hechos medidos, calibrados y ciertamente fáciles de realizar. La invasión de Crimea por parte de tropas rusas es el modelo. Sin distintivos ni identificaciones las columnas, partiendo del frontero territorio ruso, fueron penetrando y ocupando la península y a veces hasta con la connivencia de simpatizantes (rusos también generalmente). Fue fácil y no hubo prácticamente sangre. Hoy día no se discute que Crimea se queda en poder de Rusia. Cuando lo han intentado de la misma forma en la frontera de Ucrania han dado con cierta resistencia, no todos los habitantes estaban de acuerdo en pasar a la “madre Rusia” y allí se ha enquistado un enfrentamiento entre pro rusos (armados y mantenidos por el Kremlin) y los fieles al gobierno ucraniano.

Pues bien, en apariencia, cosa que nunca confirmarán, los rusos habían insinuado a estos líderes catalanes una ayuda sustanciosa de diez mil soldados (se supone que con sus equipos y material correspondiente) para llevar a cabo la secesión.

Y ahí va la pregunta que se hacían estos linces sobre el asunto: ¿cómo metemos aquí diez mil soldados rusos?

Aparte las consecuencias diplomáticas y militares nacionales e internacionales que el asunto tendría (¿la OTAN se estaría cruzada de brazos?, ¿y la Unión Europea?) las dificultades logísticas serían enormes. Lleve usted por aire, mar (principalmente) o tierra (casi imposible) esa expedición desde Rusia hasta España. Por ello yo, que me considero un experto en misiones secretas, voy a aportarles a estos patriotas catalanes algunas ideas que pueden serles eficaces.

Al igual que hiciesen en la Guerra Civil del 36 se pueden alquilar cruceros turísticos (ahora en horas bajas) tal como hizo el ministro Zoilo (por cierto, otra eminencia) o la Margaret Thatcher cuando las Malvinas y llenarlos de aparentes turistas rusos que transitaban por el Mediterráneo; cerca de las costas catalanas habría dos opciones, o desembarcarlos en puerto secundario directamente o desde los barcos largarlos en lanchas, gomas del contrabando, pateras…, hasta la costa. Allí se reunirían y formarían las columnas de ocupación.

A su vez barcos mercantes llevarían el material bélico y logístico necesario, camuflado como material industrial, maquinaria, repuestos, etc., que sería también desembarcado una vez que algún puerto o punto costero estuviese ya controlado.

Por vía aérea llegarían esos transportes mastodónticos que dejarían en el suelo todo lo necesario, desde personal a material diverso. Pero llevar así de golpe muchos hombres en ese medio es muy arriesgado, si las defensas antiaéreas funcionan como es debido. Ahora, si se toma algún aeropuerto…

Como no falta una mierda para un tiesto no faltarían países interpuestos que avalasen estas operaciones e incluso las acogiesen en sus territorios cubriéndolas bajo sus banderas; así desde Libia, Siria o alguno más cercano del Magreb se dispondrían bases de aprovisionamiento y apoyo (creo recordar que Rusia tiene algo en la costa marroquí).

Cuando el gobierno español reaccionase sería tarde, se habría montado el circo internacional y mediático-propagandístico y sus acciones se verían como represivas e incluso duras y desproporcionadas. ¡Chúpate esa Madrid que te la vamos a dar en todos los morros!

Nada, nada, es cosa de probar, ¿verdad amigos?, que el que no se arriesga no gana; ¿qué más nos daría si la operación resultase un fracaso y quedasen en el terreno algunos cadáveres?… No sería ni la primera ni la última vez que estas cosas ocurren.

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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