¡QUÉ CALÓ!

¡QUÉ CALÓ!

Mariano Valcárcel González

¡Qué caló! Y manejamos el abanico con presteza, o acudimos a la botellita del agua un buche sí y otro también, nos colocamos un pañuelico sanferminero al cuello para empapar el sudor de la papada, nos despelotamos más o menos según lugar y circunstancias (y ¡hay que ver el despelote que se lleva según edades!) y si nos confinamos en casa le damos caña al aire acondicionado para regocijo de la compañía eléctrica. Como soy envidioso no entraré en si la casa es piso o mansión con piscina, para que no se me haga la boca agua.

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