El rosario («cum animo iocandi», ‘con intención de bromear’), 01

Por Jesús Ferrer Criado.

Ciertamente no son tiempos para la lírica, que esencialmente es palabra. Son tiempos de imágenes, de color, de movimiento y de efectos especiales: cine y televisión. La poca poesía que se nos suministra, aparte viene musicada y la consumimos en diversos artilugios tecnológicos cada vez más sofisticados.

Frecuentemente, la letra de esas canciones viene en otro idioma, normalmente inglés, y a lo que atendemos es a la música, o sea melodía y traqueteo, pero en la llamada canción andaluza, la copla, los cantares, la letra es fundamental, porque refleja hondas e irreprimibles pasiones que pretenden retratar nuestro tórrido carácter.

Y a veces se pasan.

Me gusta la copla y disfruto con algunas de sus letras llenas de casta y de poesía. Pero a veces, llevados del brío de la música o demasiado atentos a las contorsiones de una bailaora, perdemos el hilo de lo que se está diciendo, que puede pasar de las acostumbradas hipérboles, contradicciones o juegos de palabras a verdaderos disparates propios de mentes raras que, quizás llevadas por la rima, no dudan en adentrarse en las más pavorosas fantasías.

Con el único propósito de llamar la atención hacia ese tipo de libretos, me he permitido, en plan humorístico, esta ligera digresión sobre una conocidísima copla del ya desaparecido Juanito Valderrama, famosísimo cantaor andaluz del siglo XX.

En mi modesta opinión, las musas le gastaron al señor Valderrama una broma pesada que, aunque cueste reconocerlo, nos tragamos todos.

Sale el señor Valderrama cantando “El emigrante”, composición que empieza así:

“Tengo que hacer un rosario / con tus dientes de marfil

para que pueda besarlo / cuando esté lejos de ti.

Sobre sus cuentas divinas / hechas de nardo y jazmín

rezaré “pa” que me ampare / aquélla que está en San Gil”.

“Pues mira qué detalle tan tierno”, podría pensar el oyente embobado en los gorgoritos del ilustre cantaor que suelta unas hermosas palabras: marfil, nardo y jazmín, en un entorno devoto que acentúa su encanto.

Pero, muchacho, ¿te has fijado en lo que quiere hacer el cantante?

Veamos. Hay dos posibilidades: que la persona que suministra el “material” para el truculento “rosario” esté viva o que esté muerta. En el segundo caso, el delito de profanación de cadáveres con tintes de necrofilia es tan horroroso que hay que descartarlo. Creo que estamos ante lo primero.

Realmente, un propósito tan drástico y desconcertante, hacerse un rosario con los dientes de una persona viva, plantea una lista casi ilimitada de interrogantes. La obligada serie de QUIÉN, CÓMO, CUÁNDO, DÓNDE, POR QUÉ, PARA QUÉ…, no cosecharía más que respuestas tan estrambóticas y/o terribles como el proyecto en sí.

Ignoramos si los conocimientos odontológicos del señor Valderrama le permitirían ‑llegado el caso‑ una intervención tan radical, por muy nobles, románticas o devotas que fueren sus intenciones; o si contrataría un dentista/sicario para tal fin. Nada sabemos, tampoco, del quirófano, ni si la operación es por el seguro o pagando, ni de qué opina sobre el plan la persona afectada. Así, a bote pronto, parece que estamos ante un loco peligroso y la decisión de irse por ahí, adonde sea, de emigrante o de guía turístico no puede ser más recomendable. Se trataría de un “auto alejamiento” preventivo, antes de que se entere el juez.

El contexto parece indicar que la futura y obligada consumidora de dieta líquida, purés, calditos…, y otras delicatessen es la novia del osado odontólogo. Hay amores que matan y otros que te dejan para el asilo. ¿Qué turbios pensamientos, quizás perversiones, han llevado a esta mente enferma a desear para su compañera esa penosísima experiencia? ¿Los celos? ¿La economía? ¿Una voz interior, tal vez?

Tampoco sabemos si, después de confeccionarse el rosario, pensaba comprarle a la víctima una prótesis adecuada. Tal vez, el tío se iba a Alemania para ahorrar el dinero suficiente. Desgraciadamente, hay multitud de aspectos de los que aún no sabemos nada. Como toda obra de auténtico calado (Hamlet, Fausto, El Quijote…), aquí se necesitan expertos exegetas que desbrocen el texto, lo desentrañen y lo interpreten para la posteridad. ¡Cuántos masters podrían salir de ahí!

jmferc43@gmail.com

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